Nohoilpi. Aparición del los mexicanos

Cosmogonía de los Pueblos Originarios
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Cultura Navajo
Cosmogonía:
Un jugador divino, había descendido de los cielos entre los indios Pueblo: Nohoilpi ("El que gana hombres"), su talismán era una gran piedra de color turquesa.

Desafió a las gentes a todo tipo de juegos de azar y competencias, y en todos ellos triunfaba. Se hizo de sus propiedades, sus mujeres e hijos, incluso de algunos hombres. Después de haber acumulado la mayor parte de sus bienes, y esclavizarlos, les dijo que los devolvería si construían una casa grande para él.

Cuando los navajos llegaron al país de los Pueblo, sus hombres estaban abocados en la construcción del edificio, además de preparar una pista para carreras y todo tipo de juegos de azar y habilidad.

A pesar de sus pérdidas, los Pueblo seguían jugando con Nohoilpi. Venían desde lejos, para apostar sus objetos de valor, mujeres, hijos e inclusive ellos mismos.

Los navajos habían sido meros espectadores, nunca habían tomado parte. Un día la voz del benéfico Haashch’éélt’i’í (Dios hablante), se escucho débilmente a la distancia emitir su grito habitual: "Wu'hu'hu'hu", similar al canto de las palomas. Su voz se escuchó -siempre se escucha-, cuatro veces cada vez con más intensidad, luego apareció en la puerta de la choza de una pareja sin hijos pequeños.

El Dios hablante, contó a la joven pareja que en el pueblo de Ki'ndotliz (Casa pueblo azul), había apostado con Nohoilpi y perdido dos conchas grandes, los más grandes tesoros del pueblo. El Sol codiciaba las conchas y se las pidió al ganador, quien rechazó la petición. El Sol estaba enojado. Luego les dijo que doce después se reunirían en la montaña, en un lugar por él designado, ciertos dioses para celebrar un gran consejo, invitando al joven a estar presente.

El joven navajo llevaba la cuenta de los días y al duodécimo viajó al lugar señalado, había una gran asamblea de los dioses. Además de Haashch’éélt’i’í, estaba Hastsehogan (Dios del hogar) con sus hijos: Nlch'i (Viento), Chahalqel (Oscuridad), Beeka'li (Murciélago), Tl'ish (Serpiente), Tsilkali (Pequeño Pájaro), Naazi'si (Ardilla) y muchos otros.

Además de los dioses, había muchos animales que pertenecían a Nohoilpi, y deseaban ser liberados. Nlch'i , hablaba con ellos y estaban de acuerdo con realizar un complot contra su amo. Toda esa noche los dioses bailaron, cantaron y realizaron ritos místicos con el propósito de dar al joven navajo, poderes como jugador iguales a los Nohoilpi. Cuando llegó la mañana, lo lavaron con yuca y lo secaron con harina de maíz, lo vistieron con ropas exactamente iguales a las del jugador, en todos los sentidos tenía un aspecto similar a Nohoilpi. Llegaron a la cima del Cañón Chaco al amanecer del día siguiente.

Nohoilpi tenía dos esposas, que eran las mujeres más bonitas de toda la tierra. Dondequiera que iban, llevaban un bastón que tenía algo atado, como un signo de que ella era la esposa del gran jugador.

Era costumbre de las esposas, el ir a un manatial cercano cada mañana al amanecer en busca de agua. Esa mañana una de ellas vio al joven navajo, como parecía ser su marido, lo dejó acercarse; cuando descubrió su error, consideró prudente no decir nada y dejar que él la siga hacia su casa.

Cuando entró, observó que muchos de los esclavos se habían reunido, despues de escuchar que se avecinaban problemas para Nohoilpi. Cuando el gran jugador vio al desconocido que se parecía tanto a sí mismo, su rostro se nubló de ira. "¿Has venido a jugar conmigo?", le preguntó al joven intruso. Repitió cuatro veces la pregunta y siempre recibió la misma respuesta: "No".

Mientras tanto, los dioses, que habían estado observando desde lo alto, bajaron entre la gente y vistieron a dos jóvenes con las mismas ropa usadas por las esposas del gran jugador. Cuando entraron a la casa junto con un gran número de personas de los pueblos vecinos, el joven navajo dijo: "Apuesto mis mujeres contra sus esposas".

Fichas


Tres sets de fichas Navajo, aplanadas de un lado y redondeadas de otro, circulares y ovales.

Brooklyn Institute Museum

Nohoilpi aceptó la apuesta y decidió jugar al juego de las trece fichas (El juego consiste de trece piezas planas de madera de color rojo de un lado y blanco del otro. Las fichas se lanzan para arriba, y gana el que en la caída obtiene más fichas con el lado blanco hacia arriba). El gran jugador arrojó sus fichas y obtuvo un gran número de fichas blancas y unas pocas rojas.

Cuando el joven navajo arrojó sus piezas, Murciélago, que se había escondido en el techo, las capturó y arrojó las trece fichas con el lado blanco hacia arriba. Nohoilpi perdió sus esposas.

Luego apostaron con el juego de nandoz, donde se rueda un aro por el suelo, y con un palo largo se empuja hasta que caiga. Serpiente que se había excondido en el aro, hizo ganar al joven navajo.

Muy enojado, el gran jugador señaló dos árboles, y desafió al navajo en el juego de tsinbetsil, "empujar la madera" donde se seleccionan dos árboles de igual tamaño, y los desafiantes los empujan, el primero que lo arranca por las raíces es el triunfador.

Pero el navajo insitió en seleccionar dos árboles de buen tamaño que habían crecido juntos. Viento le aconsejó que tipo de árboles elegir. El Gran Jugador ejercía toda su fuerza pero no lo podía mover, el navajo no tuvo problemas pues Ardilla había cortado las raíces.

Luego siguieron una gran variedad de juegos, en los cuales apostó toda su fortuna: conchas, piedras preciosas, casas y esclavos, y perdió todo. El vencedor ordenó todo, dio las perlas y conchas a Haashch’éélt’i’í para que las distribuyera entre los dioses, y las dos grandes conchas al Sol, que las deseaba para su casa.

Después de perder todo, Nohoilpi estaba muy enojado y se lamentaba de su suerte, maldijo a sus enemigos: "Voy a matar a todos con un rayo. Enviaré la guerra y enfermedad a vosotros. Que el frío los congele!, Que el fuego los queme!, Que el agua los ahogue!"

Viento decidió que Nohoilpi había maldecido lo suficiente y dijo al joven navajo que debía poner fin a sus palabras de ira. Este se dirigió al gran jugador y le dijo: "Te has apostado a ti mismo y perdiste, ahora eres mi esclavo, y tienes que hacer mi voluntad. No eres un dios, mi fuerza se ha impuesto a la tuya".

El joven navajo, poseía un arco mágico, el arco de la oscuridad, con el que disparó a Nohoilpi hacia el cielo. Como una flecha volaba el gran jugador, cada vez se lo veía más pequeño, hasta que desapareció por completo. Llegaría a la casa de Klehanoai (Portador de la Luna), a quien le contaría lo sucedido, diciendo "Ahora soy pobre, por eso he venido a verte", El Portador de la Luna, lo consoló: "No serás pobre, yo te proveeré".

Klehanoai, creo nuevos tipos de animales para Nohoilpi: ovejas, asnos, caballos, cerdos, cabras y aves de corral, también armas y ropas. Luego hizo un nuevo pueblo para que gobernara y lo envió nuevamente a este nuevo mundo. Descendió al sur de su antigua casa y llegó a la tierra en México, donde el dios de la Luna había colocado al pueblo nuevo.

Las gentes de Nohoilpi aumentaron rápidamente, después de un tiempo comenzaron a moverse hacia el norte y construir ciudades a lo largo del Río Bravo, y pronto esclavizaron a los pueblos que vivían allí. Así es como los mexicanos y sus animales aparecieron, y por qué fueron siempre enemigos de los navajos.


Fuente:

The book of the Navajo. Raymond Friday Locke