Andes Meridionales
Culturas del área
Huentelauquén Kaluyo Mollo Picones Picunches Quiani Uru Viscayani |
El área de los Andes Meridionales, abarca el sector de la cordillera que se extiende desde el sur de Perú, hasta la provincia de Maule en la zona central de Chile, incluyendo la franja litoral del Pacífico y hacia el este el Altiplano y el noroeste y las Sierras Centrales argentinas. La siguiente tabla presenta las manifestaciones culturales más destacadas, desde las pestañas superiores podrás acceder a su contenido detallado.
Fuente: Amerindia. Introducción a la etnohistoria y las artes visuales precolombinas. Cesar Sondereguer ~ Carlos Punta. Editorial Corregidor. 1999 Altiplano El Altiplano andino o meseta del Collao, también llamada meseta del Titicaca, presenta grandes llanuras, elevadas mesetas ubicadas entre 3.000 y 4.000 msnm con escasa vegetación y sus típicas lagunas. Período Precerámico. 10.000 - 2.000 a.C. Caracterizado por la migración, establecimiento y adaptación al medio de cazadores y recolectores.
Cueva de Toquepala Las cuevas de Toquepala están ubicadas en la región de Tacna, a 13 kilómetros del campamento minero de Toquepala en el flanco noroeste de la quebrada Cimarrona y 154 km de la ciudad de Tacna. En ella encontramos pinturas rupestres datadas hacia el año 7.500 a.C. Período Formativo. 2.000 a.C. - 400 d.C. Desarrollo de nuevas tecnologías (cerámica, metalurgia, agricultura y ganadería). El paso de una economía de caza y recolección al de una producción agrícola se produjo en la zona aledaña al lago Titicaca, región con un microclima favorable. Los cambios sociales, económicos y políticos se manifestarán gradualmente en una tendencia hacia la complejización social y cultural.
Cultura Chiripa. 1.400 a.C. - 300 d.C. La cultura Chiripa tuvo su centro en la península de Taraco del lago Titicaca, provincia Ingavi del departamento de La Paz, su desarrollo no se extendió más allá de las orillas del lago. El lugar fue cuna de la primera cultura agrícola aldeana en territorio boliviano. Levantaron un montículo artificial de 60 m de largo por 55 de ancho, en el que se observan los restos de 14 habitaciones rectangulares -bajo sus pisos hay enterratorios en recintos de piedra- dispuestas en círculo alrededor de un patio central. En la parte superior están las ruinas semienterradas de un templo pre-Tiwanaku. La magnitud de estas construcciones denota la existencia de una sociedad organizada con una autoridad establecida. Los Chiripa fueron los primeros en pintar su cerámica, también trabajaban el cobre y la piedra para representar dioses o ídolos. Su dieta alimenticia constaba de papa y quinoa, complementada con camélidos, peces, aves y plantas que obtenía del lago. Fueron absorbidos por los tiwanakotas.
Cultura Wancarani. 1.200 a.C. - 200 d.C. La cultura Wankarani se desarrolló en los actuales departamentos de La Paz y Oruro, al norte y noreste del Lago Poopó. Creció en base a asentamientos aldeanos sobre montículos, algunos de los cuales son muy extensos como el Upsa-Upsa que tiene 150 m de largo por 150 m de ancho. Las casas eran de adobe y de planta circular con un diámetro máximo de seis metros, posiblemente se cubrían de paja. Estas viviendas se hallaban muy próximas unas de otras en un asentamiento sumamente denso; la aldea se rodeaba de una muralla, como puede verse en Kella-Kollu, cuyo perímetro tiene cimiento de piedra. No hay restos de construcciones correspondientes a centros religiosos. Su base económica la obtuvieron del cultivo de especies adaptadas al medio como la papa, oca, etc. y el pastoreo de camélidos. El maíz, producto de regiones más templadas pareciera que lo obtuvieron de otros asentamientos ubicados en los valles del oriente. Fundían el cobre por medio de huairas, hornos de barro que funcionan con el viento. La cerámica Wankarani es de tipo utilitario, carente de decoración. Cultura Pukara. 300 a.C. - 500 d.C. En Puno, al noroeste del lago Titicaca, con el antecedente cultural de chiripa y kaluyo, se desarrolló la cultura pukara. Su esfera de influencia, llegó por la Sierra Norte hasta el valle del Cusco y por el sur hasta Tiahuanaco. En la costa del Pacifico se han encontrado evidencias pukara en los valles de Moquegua y Azapa, aunque hay evidencias de su presencia en la región de Iquique y hasta en la desembocadura del río Loa. Pukara representa, en la cuenca norte del Titicaca, el dominio pleno del hombre sobre el medio ambiente, ya que no solo fueron controlados todos los recursos naturales disponibles, sino que además se crearon otros nuevos.
Fabricaron una cerámica con semejanzas a la inicial de la Cultura Paracas. Sobresalieron en la cultura lítica de estelas y estatuas de deidades, donde se observan fundamentos míticos y elementos formales y técnicos que heredará la cultura hegemónica que construirá Tiwanaku. La cultura pucará extendió sus dominios en un intento de controlar la zona del lago Titicaca, pero con el advenimiento de la cultura tiwanakota fue perdiendo ascendencia. Desarrollos Regionales Tempranos. 400 d.C. - 1.000 d.C. En este período se produce el desarrollo y expansión de Tiwanaku en buena parte del occidente de Bolivia, la parte sur del Perú y norte de Chile. Existen desarrollos de sociedades regionales en los valles interandinos de Bolivia. Cultura Tiwanaku. 100 d.C. - 1100 Al sur del lago Titicaca, las serranías de Achuta al norte y Quimsachata al sur, envuelven el territorio donde nació y creció la cultura Tiwanaku. Hasta el año 100 d. C. el sitio fue una aldea más entre muchas otras de la región. Las culturas Wankarani en el altiplano de Oruro, Chiripa en la orilla sur del lago Titicaca y Pukara en el norte de la cuenca, lideraban entonces el desarrollo cultural en el altiplano. Entre el año 100 y 400 d. C., comenzaron la construcción de las primeras estructuras monumentales, y cuando el señorío de Pukara se extinguió, ya habiendo absorbido las culturas Wankarani y Chiripa, Tiwanaku emergió como la suprema potencia del lago.
Para el año 500 d. C., extendió el fenómeno urbano a ciudades satélites -al sur del Titicaca-: Ojje, Lukurmata, Pajchiri y Khonkho Wankane, todas repitiendo su arquitectura: plataformas aterrazadas, patios hundidos y monolitos; y comenzaron a enviar colonos a las tierras bajas situadas a ambos lados de los Andes y a constituir enclaves comerciales en zonas alejadas. Al oriente de los Andes colonizaron el valle medio de Cochabamba (Bolivia). Hacia el occidente: los valles de Azapa (norte de Chile), el valle medio del río Caplina (al sur de Perú, en la actual Tacna), y el valle de Moquegua (sur de Perú). También establecieron un importante contacto comercial en San Pedro de Atacama. En puntos intermedio hubo ciudades fortaleza, como Konchamarka, en el valle de Yaco (Bolivia). Hacia el año 800 d. C., el estado altiplánico estaba en la cumbre de su desarrollo político y económico y en condiciones de proporcionar seguridad, tecnología y gestión administrativa. Entonces aumentó la escala y complejidad colonizadora, el Imperio abarcó territorios del sur del Perú, norte de Chile, el altiplano boliviano, y algunas localidades del norte argentino. Gradualmente comenzó a declinar, hasta desintegrarse en el siglo XI, al parecer por circunstancias vinculadas a una larga y aguda sequía.
Desarrollos Regionales Tardíos. 1.000 - 1450 d.C. El colapso de Tiwanaku dio lugar a la conformación de entidades políticas conocidas como señoríos.
Cultura Aymara. 1.100 - 1.438 La caída del Imperio de Tiwanaku, aproximadamente en el año 1.100 d.C., produce una fragmentación y reconfiguración social en todo el altiplano y valles adyacentes. Así surgen los señoríos, entre muchos otros: Qulla, Ayaviri, Pacajes, Pucarani, Achacachi, Omasuyos, Charcas, Carangas, Chichas, Yamparas, Quillacas. Estos señoríos que fueron ampliando su radio de influencia, forjan en su conjunto la cultura Aymara. No respondían a un poder político centralizado, lo que explica los permanentes conflictos que entre ellos existían. No construyeron centros urbanos, eran grupos que ubicaban sus viviendas en lugares elevados y laderas, preparando terrazas en los sitios escarpados. Los materiales que utilizan son locales, no tallan las piedras, utilizando morteros de barro para unirlas. Tampoco desarrollaron arquitectura monumental, designando como lugares sagrados sitios naturales sobrecogedores. Los sistemas agrícolas ya no utilizan el riego controlado, cada grupo toma el control de otros ecosistemas para complementar su dieta con productos de los valles y yungas, impidiendo a otros acceder a estos territorios. De este modo, se trasladaban temporalmente a estas tierras más bajas para trabajarla y cosechar sus frutos. Una de las mayores contribuciones culturales es la domesticación de la papa, los españoles inventariaron unas 200 variedades;, el chuño, que es la papa deshidratada y resultado de sus técnicas aún se produce y consume. El dominio inca fue muy resistido por los grupos aymaras, logrando concretarlo luego de sangrientas batallas.
Horizonte Tardío 1450 - 1535 d.C. Corresponde a la expansión inca y la incorporación de distintas regiones al Imperio. Finaliza con el arribo de los españoles al Altiplano y la paulatina apropiación del territorio para la corona española. Chile: Andes Meridionales Se distinguen tres regiones geográficas: Norte Grande o Árido: Desde el extremo sur de Perú hasta el límite meridional de la provincia de Antofagasta en Chile. Coincidente con el gran desierto de Atacama, es una planicie costera sobre el Pacífico muy árida y sin precipitaciones que presenta en ciertos lugares una vegetación arbustiva. Norte Chico o Semiárido: Conocido también como Valles Transversales, abarca desde el río Salado hasta el Cordón de Chacabuco. El relieve montañoso presenta valles irrigados por ríos de montaña que permiten la práctica de la agricultura. Región Central: Desde el Cordón de Chacabuco hacia el sur predominan las terrazas o planicies litorales asociadas a playas, la Cordillera de la Costa, la depresión intermedia o Valle Longitudinal y la Cordillera de Los Andes con sus altas cumbres y pastizales. Paleoindio (13.000 - 9.000 a.C.) Vestigios de los primeros pobladores:
Tagua Tagua Al borde oriental de la cordillera de la costa, en el departamento de San Vicente de Tagua Tagua, provincia de O'Higgins, a 120 km al suroeste de Santiago y 20 km al noroeste de San Fernando, se encontraba la laguna de Tagua Tagua. A mediados del siglo XIX fue desecada para evitar las inundaciones que se provocaban durante las épocas lluviosas. Hacia el año 10.500 a.C. llegaron los cazadores al sitio para acechar y cazar a los mega-herbívoros que quedaban atrapados en sus pantanos utilizando grandes bloques de piedra y lanzas con puntas de proyectil de cuarzo tallado. Quebrada de Quereo
Al sur de Los Vilos, en la región de Coquimbo, se encuentra la Quebrada de Quereo, nace en dos ramas en el sector del barranco de la cordillera de la Costa, confluyendo luego en una quebrada única a unos 300 m de su desembocadura en el océano Pacífico. En dos sitios -Quereo y El Membrillo- hay evidencias de ocupaciones anteriores al año 9.000 a.C., se ubicaron restos de fauna pleistocénica con señales de actividad humana compatible con la caza. Quereo y El Membrillo comparten las evidencias con Tagua Tagua una aparente adaptación circunlacustre en torno a mega-hervíboros de finales del Pleistoceno y comienzos del Holoceno bajo condiciones regionales en franco proceso de aridización. Norte Árido En la región existe una serie de complejos líticos, campamentos temporales de cazadores nómades, donde son comunes los artefactos de lascas y puntas de proyectil. Las fecha de ocupación más antigua sería la de Puripica hacia el año 10.000 a.C. Es relevante la presencia de fauna extinta asociada a cabezales líticos en Tuin, así como la aparente asociación en el Salar de Punta Negra de puntas cola de pescado con cabezales tipo Paiján, semejantes a los encontrados en el norte de Perú.
Mina de San Ramón En el año 2011 se dieron a conocer los primeros resultados de los trabajos realizados por un grupo de investigadores de la Universidad de Chile en una mina ubicada en la quebrada de San Ramón, al norte de Taltal. Se trataba de la primera explotación minera encontrada en América, con vestigios de extracciones de óxido de hierro -utilizado para fabricar pinturas- realizadas entre 10 y 12 mil años atrás. Arcaico. 9.000 - 2.000 a.C. Temprano. 9.000 - 6.000 a.C.: Se considera este período como el inicio de los grupos cazadores, con una alta movilidad y desplazamientos estacionales. Medio. 6.000 - 4.000 a.C.: Disminuyen los recursos en la región por efectos climáticos, los grupos puneños abandonan la región. Tardío. 4.000 - 2.000 a.C.: Corresponde con la máxima ocupación de los grupos cazadores con mayor dispersión, aumento en la diversidad de objetos, campamentos mas estables, arte rupestre y explotación extensiva con técnicas especializadas. Los asentamientos típicos de este período son los complejos de Puripica y Chiú-Chiú, donde se dio una incipiente domesticación. Cultura Chinchorro. 7.000 a.C. - 1.500 a.C. A partir del 9.000 a.C. los grupos de la región costera se dedicaron principalmente a la pesca y la caza marina, hacia el año 7.000 a.C. se identifica la cultura Chinchorro, fabricantes de anzuelos simples de concha, arpones desprendibles, puntas líticas aguzadas, punzones, raspadores, cestería, tejidos, tabletas de alucinógenos y complicadas técnicas de embalsamado, hacia el año 2.000 a.C. comenzaron con una agricultura incipiente y riego artificial.
Tenían un complejo culto a la muerte y a los antepasados, practicaban la momificación extrayendo los músculos y las vísceras, sustituyéndolos por vegetales, plumas, etc., luego cubrían el cuerpo con arcilla y con pelo humano le fabricaban una peluca. Primero momificaban a los niños, posteriormente - hacia el 3.000 a.C. a toda la comunidad. Su desarrollo artístico se limitó al delicado ajuar que las acompañaba: turbantes de cuerdas de fibra vegetal o animal torcidas, adornados con cuentas de concha y malaquita, que cubrían la cabeza deformada intencionalmente en vida, a veces láminas de cobre iban dentro del conjunto funerario que incluía instrumentos, herramientas y arpones. Etapa Agrícola. 2.000 a.C. - 1.500 d.C. Cultura Atacama. 400 - 1500 d.C. Los grupos que habitaban el desierto de Atacama recibieron de los españoles la de nominación de Atacamas o Apatamas.
Vivían en habitaciones rectangulares pequeñas, construidas de piedras, con techo a un agua de paja y barro, por el cual entraban con escaleras de mano. Las construcciones mayores eran con fines ceremoniales. Fue un pueblo agricultor y ganadero. Crearon un sistema de siembras en terrazas para aprovechar la escasa agua recibida y evitar el arrastre de la capa del suelo orgánico y fértil. Sus cultivos fueron variados: verduras, tabaco, tunas, maíz y sobre todo papas y quinoa. Criaban llamas y alpacas por su carne, su lana y como medio de carga y transporte. La sal era uno de sus recursos más importantes. Lo comerciaban por las cerámicas del área diaguita y peruana y por valvas de moluscos del Pacífico a través de la puna chilena. Desarrollaron una importante artesanía en cerámica y, además, fueron el primer pueblo que comenzó a utilizar el mineral de cobre que extraían de Chuquicamata y el oro de Inca Huasi.
Complejo El Molle. 0 - 800 d.C. Una tradición conocida con el nombre genérico de complejo El Molle, estaba dispersa por toda la región de los valles. Abarcaron desde Copiapó hasta Choapa, y en menor medida el litoral Pacífico y quebradas: coincidiendo con la región semiárida del Norte Chico y la Zona Central. De origen desconocido, se sugieren antecedentes amazónicos por el uso del tembetá. Erigieron sus asentamientos preferentemente en los valles fértiles, donde cultivaron con riego artificial maíz, calabazas y porotos; también practicaron ganadería de camélidos. Sus elementos más característicos fueron su delicada cerámica colorida, el tembetá y algunos trabajos en cobre como anillos, aros y brazaletes así como también ornamentos en oro, plata, huesos y conchas. Las variaciones regionales observadas en los grupos Molle, en las formas de sepultura y los tipos de alfarería, sugiere que pese a una base cultural común, cada valle fue habitado por unidades sociales independientes. Se encontraron distintos enterratorios con grandes dimensiones delimitados por piedras de colores blanco, rojo y formando diseños geométricos. Entre los objetos del ajuar figuran: cerámica gis alisada, pipas de piedra, herramientas de cultivo, tembetás, placas pectorales, brazaletes de cobre, punta de proyectiles y, en algunos sitios costeros, las ofrendas incluyeron huesos de camélidos. Hacia el año 800 d.C. se dio un período de transición entre El Molle y la posterior cultura Diaguita chilena, denominado complejo Las Ánimas.
Complejo Las Ánimas. 800 - 1200 d.C. Ocupó la región del Norte Chico incluyendo el litoral marítimo, iniciando una nueva tradición cultural. Los otrora comunes tembetás de la cultura El Molle, pasaron a desempeñar el papel de amuletos, a veces con agujeros para llevarlos colgados. El consumo de alucinógenos se mantuvo, pero las pipas fueron reemplazadas por el complejo insuflatorio característico de la cultura Tiwanaku. La ganadería de camélidos fue primordial dentro del modo de vida, llegando a tener una participación en los entierros, en los cuales algunas llamas eran sacrificadas junto a su dueño y con las patas delanteras lo abrazaban, dando un sentido místico a la unión de ambos. En la cuenca alta del valle de Copiapó construyeron algunas aldeas fortificadas, asociados a campos de cultivos. Los cementerios estaban separados de los poblados. Sus cultivos se limitaban al maíz, porotos y zapallos, además de recolección de frutos de chañar y algarrobo. Pescaron a lo largo de la costa sobre balsas construidas con cuero de lobo marino inflados. Elaboraron sus utensilios en arcilla, metal, hueso, piedra, madera, concha, lana y fibras vegetales. La industria alfarera y la metalurgia, reflejan fuertes influencias estilísticas de los desarrollos culturales trasandinos, en especial de la Cultura Aguada del noroeste argentino, dando cuenta de las estrechas relaciones culturales que hubo entre estos pueblos. El Complejo Las Ánimas fue el sustrato cultural común sobre el cual se desarrollaron posteriormente con grandes diferencias, las sociedades Diaguita y Copiapó en la región del Norte Semiárido. Cultura Diaguita Chilena. 1000 -1470 d.C. Ocuparon los valles de Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí y Choapa, un territorio se caracteriza por un ambiente semiárido, atravesado por múltiples valles y cadenas montañosas que unen la Cordillera de los Andes con el Océano Pacífico. Eric Boman los llamaba "Chili", fue Ricardo A. Latcham quien los nombró como Diaguitas al encontrar que además de usar la misma lengua, había similitudes arqueológicas y antropológicas con los grupos del otro lado de la cordillera. En los territorios mencionados se había desarrollado la cultura El Molle, seguida por Las Ánimas, sobre la cual se sustentó la Diaguita hacia el siglo X; para el siglo XII llegaron contingentes Chinchas desde la costa peruana que aportaron nuevos desarrollos tecnológicos.
La conquista inca se hizo efectiva en el 1470 d.C. y permitió que en seis décadas de trasculturación e imposición se modificara la distribución demográfica, provocando una fuerte disminución en la región y desplazamiento de grupos mitimaes hacia la zona de Chile Central y Argentina. Tradición Bato. 300 a.C. - 900 d.C. Los Bato habitaron desde el Estero Los Molles (La Ligua) por el norte, hasta el río Maipo por el sur. Ocuparon preferentemente los lomajes o terrazas costeras cercanos a vertientes o quebradas que bajan desde la Cordillera de la Costa hacia el mar. Su dieta consistió en los recursos marinos, flora, fauna del lugar y camélidos. No gozaron de especialización tecnológica marítima y disponían de morteros comunales.
Enterraban a sus muertos hacia la periferia o bajo los mismos conchales que habitaban. La forma de disponer los cuerpos de sus muertos era flectada, a veces sobre restos de quincha (barro con improntas de vegetales, usadas como paredes para sus viviendas), o sobre estructuras de piedras, y en algunos casos, acompañados de camélidos sacrificados, no se han encontrado acompañados de ofrendas cerámicas enteras, sólo de grandes fragmentos de vasijas partidas intencionalmente. Complejo cultural Llolleo. 270 -900 d.C. Los grupos Llolleo ocuparon la región central de Chile, entre los ríos Aconcagua y Cachapoal. Esta es una región de clima templado y con una gradiente que en cerca de 100 km, va desde el nivel del mar a más de los 6000 m de altitud en la Cordillera de los Andes. Fueron contemporáneos de las poblaciones Bato de Chile Central y Molle del Norte Chico. Algunos sitios habitacionales alcanzan dimensiones relativamente grandes, donde habitaban varias familias. Sin embargo no constituían aldeas, cada familia se ubicaba a cierta distancia de sus vecinos. Se distribuían cerca de las áreas de cultivo, sin que existieran jerarquías entre ellos. Su economía agrícola fue complementada con la pesca y mantuvieron relaciones comerciales a través de los pasos cordilleranos con grupos de Neuquén y Mendoza, en Argentina.
Entre las costumbres funerarias destacan el uso de urnas de greda para el entierro de párvulos y mujeres, el empleo en algunos casos especiales de recubrimientos de arcillas en los cuerpos y posibles ritos periódicos de ofrendas de alimentos. Practicaban la deformación craneana. Hacia 900 d.C. la irrupción de la cultura Aconcagua terminó abruptamente con la historia Llolleo. Complejo Aconcagua. 1.000 -1.470 d.C. Es la entidad cultural que representa el período Tardío en la región Central de Chile. Tuvo una definida y limitada dispersión geográfica comprendida entre los ríos Petorca y Cachapoal. Presenta muy pocos elementos de continuidad con sus predecesores, los pueblos Bato y Llolleo. Su desarrollo recibió influencias culturales desde el noroeste de Argentina y el altiplano de Bolivia; con la llegada de los incas en el siglo XV, las poblaciones Aconcagua adoptaron muchos elementos culturales, tanto incaicos como de los Diaguitas, poblaciones que tuvieron su asiento más al norte y que se expandieron hacia este territorio en conexión con el Tawantinsuyu. Con una gran eficiencia de aprovechamiento utilizaron variados ámbitos y recursos en toda el área abarcada. En la costa no tuvieron un patrón de asentamiento determinado y en el interior existieron distintos tipos que varían desde lugares abiertos y sitios de ocupación sin unidades habitacionales hasta los asentamientos con características de poblados; algunos estaban directamente vinculados con la explotación de recursos específicos, mientras los de la costa estaban dedicados especialmente a la recolección de productos marinos, los de la cordillera se relacionaban con la explotación de minas de cobre. Para sus cementerios asignaron lugares especiales en laderas o en sectores de valles, donde colocaban a los difuntos en fosas individuales o colectivas sobre las cuales se construía un montículo de tierra.
Desarrollaron la industria textil. Se encontraron importantes manifestaciones de arte rupestre, pero los mejores elementos artísticos fueron los cerámios obtenidos en sus enterratorios. Sobresale la cerámica color salmón, con decoración geométrica que muestra un alto grado de especialización artesanal. También se encontraron instrumentos musicales como flautas y ocarinas. Argentina. Área Andina Incluye esta región el noroeste argentino que comprende las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, parte de Santiago del Estero y norte de San Juan. Es una zona árida o semiárida caracterizada por salares, estepas, bolsones puneños, valles y quebradas andinas. También las Sierras Centrales en las provincias de Córdoba y San Luis, donde se ubicaron los últimos núcleos de los horticultores andinos. La siguiente presentación resume la cronología de las culturas del noroeste, más abajo encontrarás una descripción para las culturas de las Sierras Centrales: Sierras Centrales Comprende las serranías de las provincias argentinas de Córdoba y San Luis. Es una región de transición entre las regiones de montaña, de llanura y de selva, donde hacia el año 6.000 a. C. se registró la presencia de los primeros cazadores- recolectores de la región, integrantes de la denominada cultura Ayampitín. La zona ubica a los últimos núcleos de horticultores andinos. Se abre, por un lado a la región de los nómades chaqueños y, por el otro a los nómadas de la Pampa y la Patagonia. Hacia el oeste tuvo amplia relación con los pueblos de la zona andina meridional entre los cuales se ubica. Por el norte limitaba con los pueblos de la llanura de Santiago del Estero. Hacia el año 500 d. C. debieron llegar las primeras poblaciones agroalfareras. Estas culturas formarán posteriormente el núcleo fundamental de los pueblos protohistóricos, es decir los comechingones y sanavirones.
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