Doncellas

Sitios Arqueológicos y Arqueoastronómicos. Pueblos Originarios de América
Portada Pueblos Originarios Secciones Pueblos Originarios Facebook Pueblos Originarios Twitter Pueblos Originarios
El yacimiento de Doncellas, en la puna jujeña, se trata de un un asentamiento que se extiende sobre ambas márgenes de un curso temporario, afluente del Río Doncellas. Se encuentra en el actual departamento de Cochinoca, y es también conocido como Agua Caliente de Rachaite. El sitio se halla limitado por elevados farallones verticales que obstruyen totalmente la visión del entorno.

Las viviendas son de planta rectangular levantadas totalmente con piedras de forma prismática de tamaño regular. En la base de las paredes es frecuente observar la presencia de piedras mayores que dan solidez a la construcción. Entre las viviendas aparecen recintos mayores que pudieron haber cumplido la función de patios.

Había una estructura central elevada con una escalinata de acceso en un costado, en cuya cúspide se erigían una serie de piedras canteadas o menhires.

A juzgar por los hallazgos realizados en las áreas adyacentes al poblado, este sitio estuvo habitado desde fines del Período Temprano hasta la etapa hispana.

Sobre la cuenca del río Doncellas encontramos lugares como las cuevas de Tajuera, de Quebrada Ancha y del Hechicero, donde el personaje dibujado en la pared estaba enterrado al pie de dicha pintura portando, en la representación gráfica y sobre su cuerpo, una máscara de cuero pintado de rojo.

Hay una amplia difusión de redes de riego y andenes. Para el laboreo del suelo se utilizaron palas y azadones líticos, fabricados con rocas planas. La tecnología agrícola estaba muy desarrollada, extensos andenes, complejas redes de riego que a veces alcanzaban varios kilómetros y represas para el almacenamiento del agua. Para prevenir la erosión se construían líneas transversales en los cauces y paredes defendiendo los márgenes de los mismos. Se practicaba la limpieza de los terrenos que dejaron como vestigio importantes amontonamientos de piedra o "despedres". Para la conservación de tubérculos se utilizaban hoyos subterráneos y los granos se guardaban en vasijas, sacos o silos, estos últimos se construían de piedra contra los paredones rocosos.

Otras prácticas económicas fueron la caza y la recolección. La abundancia de camélidos, como la vicuña y en menor medida el guanaco, constituyó un recurso de importancia.

Ajuares fúnebres

Entre los años 1941 y 1943 el Dr. Eduardo Casanova, reunió una amplia colección de piezas, proveniente de enterratorios, que se encuentra en el Museo Etnográfico de la Universidad de Buenos Aires, y podemos clasificar en tres amplias categorías:

  • Cestas, o contenedores de distintos tamaños, formas y capacidades.
  • Vinchas, o sujetadores para el pelo en forma de cinta.
  • Bozales, aparejos similares a los que se colocan en la boca de los animales de tiro o carga.

En el paraje Doncellas hay una amplia disponibilidad de materias primas para la manufactura cestera y la cordelería, gramíneas de los géneros Poa, Festuca y Stipa cuyo sistema radical y foliar se encuentra muy desarrollado, adaptado a las condiciones de sequedad del ambiente puneño, que permiten su utilización en estas manufacturas.

Las cestas propiamente dichas sugieren un uso cotidiano por presentar desgaste en la cara externa. Generalmente se utilizó la técnica espiral. Las formas de las cesta varían desde platos pequeños levemente cóncavos a recipientes cilíndricos.

Las vinchas aparecen colocadas en el cráneo, de fácil confección (trenzas de tres ramales a partir de un manojo de pastos atado en un extremo).

Las sogas y los bozales, en cambio, requieren una cuidadosa confección y son las manufacturas que presentan mayor índice de desgaste y reparaciones.

Las cestas y los bozales se incluyeron en el entierro como prendas usadas en vida (por el muerto o por su gente) mientras que las vinchas parecen ser manufacturados especialmente.

Vista del sitio. Fotografía: www.danielschavelzon.com.ar


Fuente: http://www.scielo.cl