![]() |
|
La Pipa Sagrada. Alce Negro
2. La custodia del alma |
1
Con este rito purificamos las almas 1 de nuestros muertos y nuestro amor por el prójimo se acrecienta. Las cuatro mujeres puras que comen la parte sagrada del bisonte 2, como lo describiré, han de acordarse siempre de que sus hijos serán santificados y que, por consiguiente, deberán ser criados conforme al misterio. La madre debe sacrificarlo todo por sus hijos y desarrollar en ella y en ellos un gran amor hacia Wakan-Tanka, el Gran Espíritu, pues con el tiempo estos niños se convertirán en hombres de misterio y en guías de la nación, y tendrán el poder de convertir en santos a los demás. Al principio no guardábamos más que las almas de nuestros grandes jefes, pero después hemos guardado las de casi todos los hombres virtuosos.
Custodiando un alma según los ritos prescritos, tal como los recibimos de Ptesan-Win —la Mujer Bisonte Blanco—, se la purifica a fin de que este alma y el Espíritu se conviertan en uno y para que pueda regresar al lugar donde ha nacido —Wakan-Tanka— y ya no tenga ninguna necesidad de errar por la tierra, como es el caso de los hombres perversos; además, la custodia de un alma nos ayuda a acordarnos de nuestra mortalidad, así como del Gran Espíritu que es más allá de toda muerte.
Cuando se guarda un alma, muchos hombres acuden a la tienda de ella para rezar; y el día en que el alma es liberada todos se reúnen y envían sus voces al Gran Espíritu por mediación de esta alma que va a viajar por su sendero sagrado. Pero voy a explicaros primero cómo nuestro pueblo realizó este rito en el origen.
Un bisnieto de Cuerno Hueco De Pie tenía un hijo al que él y su mujer querían mucho; pero llegó un día en que este niño murió, lo que entristeció enormemente a su padre, que fue a confiar su pena al guardián del Calumet, que en aquella época era Alto Cuerno Hueco.
«Hemos sido instruidos por la Mujer Bisonte en el uso de la Pipa venerable y en la custodia de una persona fallecida. Ahora la pérdida de mi amado hijo me causa una extrema tristeza, y deseo guardar su alma como nos han enseñado; y puesto que tú eres el guardián del muy santo Calumet, te pido que me instruyas.»
«¡How! ¡Hechetu welo! ¡Está bien!», dijo Alto Cuerno Hueco; y los dos acudieron al lugar en el que reposaba el niño y en el que estaban las mujeres llorando. Cuando llegaron, las lamentaciones cesaron en seguida; Alto Cuerno Hueco se acercó al niño y dijo:
«Este muchacho parece muerto, pero no lo está realmente, pues guardaremos su alma entre nosotros, y gracias a ella nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos se convertirán en santos. Vamos ahora a proceder como la Mujer Bisonte y el Calumet nos han enseñado. Es deseo del Gran Espíritu que así se haga.» Y, tomando un rizo de los cabellos del niño, Alto Cuerno Hueco rogó: «¡Oh Wakan-Tanka, míranos! Es la primera vez que hacemos tu voluntad de esta manera, como Tú nos enseñaste a través de la Mujer Bisonte. Guardaremos el alma de este niño para que nuestra Madre Tierra lleve sus frutos, y para que nuestros hijos caminen or el sendero de la vida de un modo conforme al misterio.»
Alto Cuerno Hueco se dispuso entonces a purificar el rizo de cabellos del niño; trajeron una brasa y se puso encima un poco de hierba aromática 3.
«¡Oh Wakan-Tanka! —rogó de nuevo Alto Cuerno Hueco—, este humo de la hierba aromática va a subir hacia Ti y a extenderse a través del Universo; su perfume lo olerán los seres alados, los cuadrúpedos y los bípedos, pues comprendemos que todos somos parientes; ¡que todos nuestros hermanos animales se amansen y ya no nos teman más!»
Alto Cuerno Hueco tomó el rizo de cabellos y, sosteniéndolo sobre el humo, lo dirigió hacia el Cielo, hacia la Tierra y hacia las cuatro Direcciones del Universo; y dijo al alma que estaba en los cabellos:
«¡Mira, oh alma! El lugar de esta tierra en el que mores será un lugar sagrado; este centro hará que la nación sea sagrada como tú. Nuestros hijos caminarán desde ahora por el sendero de la vida con corazón puro y paso firme.»
Después de purificar el rizo en el humo, Alto Cuerno Hueco se volvió hacia la madre y el padre del niño, y dijo: «Obtendremos un gran saber gracias a esta alma que acaba de ser purificada. Sed buenos con ella y amadla, pues ha sido santificada. Cumplimos el deseo del Gran Espíritu tal como nos lo enseñó la Mujer celeste; ¿no os acordáis de cómo, al dejarnos, se volvió la segunda vez? Este gesto representaba la custodia del alma que vamos a llevar a cabo. Que esto nos ayude a recordar que todos los frutos de los seres alados, de los bípedos y de los cuadrúpedos son en realidad dones del Gran Espíritu. Todos son sagrados y deben ser tratados como tales.»
El rizo fue envuelto en una piel de ante y este precioso saquito fue colocado en un lugar especial de la tienda. Entonces Alto Cuerno Hueco tomó el Calumet y, después de ponerlo en el humo, lo llenó con cuidado, según el rito; y dirigiendo el cañón hacia el cielo, rogó: «¡Abuelo nuestro Wakan-Tanka, Tú eres todo, y sin embargo estás por encima de todo!
Tú eres el Primero. Tú has sido siempre. Esta alma que guardamos estará en el centro del círculo sagrado de esta nación: gracias a este centro nuestros hijos poseerán un corazón valiente y avanzarán por el recto sendero rojo según el misterio. ¡Oh Wakan-Tanka!, Tú eres la Verdad. Los hombres que acerquen sus labios a este Calumet se convertirán en la Verdad; no habrá en ellos nada impuro. ¡Ayúdanos a caminar sin trabas por el sendero de la vida, con nuestros pensamientos y nuestros corazones constantemente fijos en Ti!»
Entonces se encendió y fumó el Calumet, y dio la vuelta al círculo en el sentido del movimiento del sol. En él, el mundo entero fue ofrecido al Gran Espíritu. Cuando el Calumet volvió a Alto Cuerno Hueco, éste lo frotó con hierba aromática por cada lado — Oeste, Norte, Este, Sur— a fin de purificarlo, por miedo a que hubiera sido tocado por alguien indigno; y vo lviéndose hacia la asistencia dijo luego: «Parientes míos, este Calumet es un santuario. Todos sabemos que no puede mentir.
Ningún hombre que tenga alguna mentira en su corazón puede llevarlo a su boca. Además, ¡oh parientes míos!, nuestro Padre Wakan-Tanka nos ha hecho conocer su voluntad aquí en la tierra, y debemos siempre cumplir lo que Él desea si queremos ir por el sendero sagrado.
Es la primera vez que realizamos este rito de la custodia del alma, y será de un gran provecho para nuestros hijos y los hijos de sus hijos. ¡Oh parientes míos, oh Abuela y Tierra Madre, somos de tierra y os pertenecemos! ¡Oh Tierra Madre de quien recibimos nuestro alimento!, Tú velas por nuestro crecimiento como lo hacen nuestras propias madres. Cada paso que demos sobre Ti debe ser conforme al misterio; cada paso debe ser como una oración. Acordaos de esto, hermanos y hermanas: el poder de esta alma pura os acompañará en vuestro camino, pues él también es fruto de la Tierra Madre; es un germen que, plantado en vuestro centro, crecerá con el tiempo en vuestros corazones y hará que las generaciones caminen conforme al misterio.»
Alto Cuerno Hueco levantó entonces la mano 4 y envió su voz al Gran Espíritu: «¡Oh Padre y Abuelo Wakan-Tanka!, Tú eres la fuente y el fin de todas las cosas. Padre mío Wakan-Tanka, Tú eres el Uno que vigila y mantiene a todo lo que vive. ¡Oh Abuela mía!, Tú eres la fuente terrestre de toda existencia. Madre Tierra, los frutos que llevas son la fue nte de vida de los pueblos de la Tierra. Tú velas sin cesar por tus frutos, como una madre. ¡Que los pasos que damos sobre Ti durante la vida sean sagrados y sin desfallecimiento!
¡Ayúdanos, oh Wakan-Tanka!, a caminar por el sendero rojo con paso firme. ¡Que nosotros, que somos tu nación, podamos estar de pie ante Ti de un modo que Te sea grato!
¡Danos la fuerza que viene de la comprensión de tus Poderes! Porque nos has hecho conocer tu voluntad, queremos caminar santamente por el sendero de la vida, llevando en nuestros corazones el amor hacia Ti y el conocimiento de Ti. Por esto, y por todas las cosas, Te damos gracias.»
Entonces envolvieron el cuerpo del niño en un saco, y los hombres lo llevaron a un lugar elevado y alejado del campamento; lo depositaron sobre un andamiaje levantado en un árbol 5.
Cuando regresaron, Alto Cuerno Hueco fue a la tienda con el padre del niño para enseñarle cómo debía prepararse para el gran deber que iba a cumplir y que le santificaría.
«Guardas ahora el alma de tu hijo —dijo Alto Cuerno Hueco—. Tu hijo no está muerto; está contigo. Desde ahora deberás vivir según el misterio, pues tu hijo estará en esta tienda hasta que su alma sea liberada. Acuérdate que las costumbres que adoptes en este momento nunca deberás abandonarlas. Asegúrate que ninguna persona mala entre en la tienda donde guardas el alma, y que no haya allí ni discusiones ni disputas; la paz deberá reinar siempre en tu tienda. Todas estas cosas tienen una influencia sobre el alma que aquí se está purificando.
Tus manos están consagradas: ¡trátalas como tales! Y tus ojos también lo están; cuando mires a tus parientes y a todas las cosas, míralos con los ojos del espíritu 6. Tu boca también está consagrada; que cada palabra que digas refleje este estado de gracia en el que vivirás a partir de ahora. A menudo levantarás la cabeza para mirar al cielo. Cada vez que comas un fruto de la Madre Tierra, alimenta igualmente a tu hijo. Si haces esto y todo lo que te he enseñado, el Gran Espíritu será misericordioso contigo. Día y noche, tu hijo estará contigo; vela por su alma todo el tiempo, pues así te acordarás siempre del Gran Espíritu. A partir de este día estás santificado; y al igual que yo te he instruido, tú también instruirás a otros. El Calumet misterioso seguirá su camino durante mucho tiempo, hasta el fin; igual sucederá con el alma de tu hijo. ¡Es así, con seguridad! ¡Hechetu welo!»
2
Antes de explicaros cómo es liberada el alma, es bueno que os hable de algunas obligaciones que el guardián de un alma debe conocer y cumplir.
Quien custodia un alma no debe combatir nunca, ni siquiera manejar un cuchillo con ningún fin. Rezar constantemente, ser un ejemplo en todas las cosas, tal es su conducta.
El pueblo debe amar y honrar a este santo varón, y llevarle a menudo alimentos y regalos: a su vez, el guardián del alma deberá ofrecer con mucha frecuencia su Calumet al Gran Espíritu, para el bien de todos.
Cuando un grupo de guerreros va a cazar7, el santo guardián del alma debe acompañarles; pero mientras los demás cazan, él deberá quedarse con su Calumet y enviar su voz a los Poderes de lo alto para que la caza sea buena, y para el bien de toda la tribu.
Si se mata un bisonte hembra en su proximidad, el animal le pertenece, y él debe ir a sentarse a su lado; debe llenar su Pipa, ofreciendo primero un poco de kinnikinnik 8 a los Poderes alados del Oeste, del Norte, del Este y del Sur; después debe levantar una última pizca de tabaco hacia el cielo como ofrenda al Gran Espíritu, en quien están todos los Poderes. Una vez que la Pipa se ha cargado de este modo, debe dirigir el cañón hacia los ollares del bisonte 9, y debe rezar así:
«¡Oh Wakan-Tanka!, Tú nos has enseñado tu voluntad por medio de un cuadrúpedo para que tu pueblo pueda caminar por el sendero sagrado, y para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos sean bendecidos. Tú, Tatanka, tienes cuatro edades; y cuando te volviste hacia nosotros por última vez vimos que Tú eres el fruto de nuestra Madre Tierra que nos hace vivir. Esta es la razón por la que serás el primero en ser colocado en el centro del círculo de nuestra nación, Tú que fortaleces nuestros cuerpos y también nuestros espíritus cuando Te tratamos según la regla celeste. Gracias a Ti, que nos has revelado la voluntad del Gran Espíritu, hay ahora un alma santa en el centro de nuestro círculo. Tú estarás allí con ella, y desde allí dispensarás la felicidad a tu pueblo. ¡Ve ahora a este centro!»
Unos hombres instruidos por el guardián del alma despedazan entonces al bisonte así consagrado, mientras pronuncian plegarias apropiadas según la parte de carne que cortan.
La del codillo representa a los bípedos, pero ante todo a la mujer celeste que trajo el Calumet; esta carne es, pues, particularmente sagrada —lilla wakan— y no puede manipularse sin veneración. El guardián del alma no procede él mismo al despedazamiento, ya que el contacto con un cuchillo y con la sangre le está prohibido; pero le está permitido llevar al campamento esta carne sobre su caballo, así como el pellejo, que es igualmente sagrado y está destinado a un uso especial 10.
Su llegada al campamento es anunciada por un pregonero, y la carne se lleva en seguida a la tienda del guardián del alma. En este momento uno de los ocupantes de la tienda se dirige al alma en estos términos:
«Nieto, el alimento escogido permanecerá en el centro de esta tienda, que es tu morada. Será muy provechoso para la nación. ¡Hechetu welo!»
En la tienda donde reside el alma debe hallarse permanentemente una mujer que ha sido escogida para cuidar del saquito misterioso; la primera a quien se le encomendó este piadoso deber fue Mujer Día Rojo. Esta santa persona está encargada de secar al sol la carne sagrada con la que se hace el wasna, que es carne secada triturada junto con cerezas salvajes y mezclada con médula de bisonte. Este alimento ritual es depositado en una caja de piel de bisonte pintada de un modo especial; se la conserva hasta el día en que el alma será liberada.
En los días favorables, estas reliquias son llevadas al exterior y suspendidas de un trípode cara al sur 11; la gente acude entonces en gran número para traer ofrendas y para orar, lo cual es muy meritorio. Sus regalos también se ponen en un cofre de cuero pintado de un modo especial, para ser más tarde distribuidos a los pobres.
Después de ser curtida según los ritos, la piel del bisonte se pinta, y a continuación es purificada de nuevo en el humo de la hierba aromática. Entonces el guardián del alma la extiende hacia las cuatro Partes del Universo, diciendo:
«¡Oh alma, nieto mío, manténte firmemente sobre esta Tierra y mira a tu alrededor; mira hacia el Cielo, hacia las cuatro Direcciones del Universo y hacia nuestra Madre Tierra! Y Tú, oh Bisonte que estás realmente presente en esta piel 12, has venido a nosotros para nuestro mayor bien: ahora vas a unirte con esta alma. Los dos estaréis en el centro del círculo de la nación y representaréis la unidad del pueblo. Al depositar esta piel sobre ti, oh alma, la pongo sobre toda la tribu como si ésta no formase más que una sola alma.»
Una vez que el saquito de misterio se ha suspendido del trípode delante de la tienda, se le pone encima esta piel de bisonte con el pelo hacia fuera; en la punta del trípode debe colocarse un tocado de guerra hecho con las plumas de Wambali Galeshka, el Águila Moteada.
Los ayudantes están autorizados a manipular estos objetos; pero sólo el guardián del alma puede tocar el saquito. Lo lleva siempre sobre su corazón, en el hueco del brazo izquierdo, pues este brazo está cerca del corazón; y cada vez que lleva este saquito a la tienda lo ofrece primero al Cielo y después a la Tierra y a las cuatro Direcciones del Universo.
Antes de que puedan llevarse a cabo los ritos que liberan al alma deben reunirse muchas cosas, lo que puede tomar varios años; pero la duración normal de la custodia de un alma es de un año. Si el guardián muere antes de terminar este plazo, es su mujer la que guarda el alma, así como el alma de su esposo; y si la mujer muere a su vez, los ayudantes son los encargados de guardar estas tres almas; su función implica entonces una responsabilidad y una dignidad tanto mayores.
3
Cuando un alma va a ser liberada, todo el mundo se reúne, pues todos participan en este rito misterioso. Con anterioridad, todos los hombres han estado cazando bisontes, y una vez que se han muerto varios animales, los huesos se rompen y se hierven; de esta mezcla de grasa y médula se hace el wasna; las mujeres secan el mejor trozo de carne, que recibe el nombre de papa. Todos estos preparativos tienen un carácter ritual.
Después de consultar con los demás hombres santos de la tribu, el guardián del alma indica el día conveniente para el rito, y cuando este día llega por fin, los ayudantes construyen con varias tiendas una gran tienda ritual y cubren el suelo con salvia sagrada.
El ayudante del guardián del alma coge entonces la Pipa y, elevándola hacia el Cielo, exclama:
«¡Mira, oh Wakan-Tanka! Vamos a cumplir ahora tu voluntad. Con todos los seres del Universo Te ofrecemos este Calumet.». Toma una pizca de tabaco ritual, el kinnikinnik, y sosteniéndolo, al mismo tiempo que el cañón de la Pipa, hacia el Oeste, exclama:
«Con este tabaco consagrado Te colocamos, ¡oh Poder alado del Oeste!, en este Calumet. Vamos a enviar nuestras voces al Gran Espíritu y pedimos tu ayuda. Este día es sagrado, pues un alma va a ser liberada. En todo el Universo habrá felicidad y alegría. Oh Tú, Poder celestial del lugar donde se pone el sol, hacemos una gran cosa al colocarte en este Calumet. ¡Danos, para realizar nuestros ritos, uno de los dos días sagrados rojo y azul 13 que Tú controlas!»
El Poder del Oeste, misteriosamente presente ahora en el tabaco, es introducido así en la Pipa; luego el ayudante, levantando hacia el Norte otro poco de kinnikinnik, hace esta plegaria:
«¡Oh Tú, Ser del Trueno donde Wazia tiene su tienda, Tú que vienes con los vientos purificadores y que conservas el vigor de los hombres, oh Águila negra del Norte, tus alas no se cansan nunca! Para Ti también hay un lugar en este Calumet que vamos a ofrecer al Gran Espíritu. ¡Ayúdanos y danos uno de tus dos días sagrados!»
Sosteniendo entonces otra pizca de kinnikinnik hacia el Este, el ayudante continúa su plegaria:
«¡Oh Tú, Ser sagrado del lugar donde sale el sol, que controlas el conocimiento! A Ti te pertenece la vía del sol naciente que trae la luz al mundo. Tu nombre es Huntka; Tú posees la sabiduría y tus alas son largas. Para Ti también hay un lugar en el Calumet: ¡ayúdanos a enviar nuestra voz al Gran Espíritu! ¡Danos tus días sagrados!»
Así se introduce el Poder del Este en la Pipa; luego el ayudante levanta un poco de kinnikinnik hacia el Sur, con esta plegaria: «¡Oh Tú que guardas el sendero que lleva al lugar hacia el cual nos volvemos siempre, y por el que caminan nuestras generaciones, Te colocamos en esta Pipa de misterio! Tú controlas nuestra vida y las vidas de todos los pueblos del Universo. Todo cuanto se mueve y todo cuanto existe enviará una voz al Gran Espíritu. Tenemos un lugar para Ti en el Calumet; ¡ayúdanos a enviar nuestra voz y danos uno de tus días benéficos! ¡Esto es lo que Te pedimos, oh Cisne Blanco del lugar hacia donde siempre nos volvemos!»
A continuación, el ayudante dirige el cañón del Calumet y un poco de kinnikinnik hacia la Tierra:
«¡Oh Tú, Tierra sagrada de donde hemos salido, Tú eres humilde aunque nutres a todas las cosas; sabemos que eres sagrada y que somos parientes tuyos. Abuela y Madre Tierra fecunda, para Ti hay un lugar en este Calumet¡. ¡Oh Madre, que tu nación avance por el sendero de la vida, cara a los vientos violentos! ¡Que caminemos sobre Ti con firmeza! ¡Que nuestros pasos no vacilen jamas! ¡Nosotros y todo lo que se mueve sobre Ti enviamos nuestras voces al Gran Espíritu! ¡Ayúdanos! Todos juntos gritamos al unísono: ¡Ayúdanos!»
Cuando la Pipa ha sido llenada de este modo con todos los Poderes y todo lo que contiene el Universo 14, el ayudante la da al guardián del alma, quien, entre lamentos, acude a la tienda del guardián de la muy santa Pipa. Deposita el Calumet, dirigiendo el cañón hacia el Sur, en las manos del guardián: «¡Hi ho! ¡Hi ho! Te doy las gracias —dice el santo varón al recibir la Pipa—. Este Calumet que me traes es en realidad tan sagrado como el Calumet original que recibimos de la Mujer Bisonte Blanco. En verdad, para el que comprende son realmente el mismo. Pero el que acabas de entregarme es particularmente sagrado, pues, tal como lo veo, ahora contiene todo el Universo: ¿Qué eseáis?»
«Deseamos que fumes esta Pipa y que dirijas los ritos destinados a liberar el alma de mi hijo pequeño. Deseamos que traigas la Pipa original que tienes a tu cuidado.»
«¡How, hechetu welo! —responde el hombre santo—; vendré.» Ofrece entonces la Pipa al Cielo, a la Tierra y a las cuatro Direcciones, y fuma. Después de lo cual recoge piadosamente las cenizas, pues ellas también están santificadas.
A continuación los dos hombres van a la tienda, en la que todo está preparado para el gran rito. Le dan la vuelta en el sentido del movimiento del sol y se sientan al Oeste, en el lado opuesto a la entrada. La esposa del guardián del alma regresa, entre lamentos, a su propia tienda, de donde trae el saquito misterioso y, deteniéndose ante el guardián del Calumet, deposita la reliquia en sus manos extendidas. «Gracias te sean dadas», dice el santo varón; y se dirige en estos términos al alma guardada en el saquito:
«Oh alma, estabas con tu pueblo, pero pronto partirás. Este día es tu día, y es sagrado. Hoy, tu Padre Wakan-Tanka se inclina hacia ti para verte: todo tu pueblo ha venido para estar contigo. Todos tus parientes te aman; han cuidado mucho de ti. Tú y la santa Mujer de las cuatro edades que nos trajo el Calumet estáis juntos ahora en esta tienda; ¡esta piel de bisonte que representa a la mujer celeste y que te cubría, cubrirá a todo tu pueblo! La Pipa que ella nos trajo ha hecho feliz a la tribu. ¡Mira! ¡Éste es el día sagrado! ¡Hechetu welo!»
En el suelo se traza un círculo perfecto que representa un lecho de bisonte, y en él se deposita el saquito de misterio. Con la tierra que se ha sacado de este lugar se forma otro círculo en el que se traza una cruz de Oeste a Este y de Norte a Sur. El Calumet se pone sobre esta cruz, con el cañón dirigido hacia el Oeste y la cazoleta hacia el Este. El saquito misterioso se pone entonces al lado del Calumet, en el extremo de la buena vía roja, pues ese es el lugar hacia el cual el alma pronto viajará.
Uno de los ayudantes se acerca al fuego que hay en el centro 15 de la tienda y con un bastón ahorquillado retira de él un ascua que pone delante del guardián de la Pipa. Este coge la Pipa con la mano izquierda, toma un poco de hierba aromática con la derecha, la dirige hacia el Cielo y la baja lentamente hacia la brasa, deteniéndose cuatro veces y orando de este modo:
«Oh Abuelo Wakan-Tanka, en este día sagrado que es tuyo, te envío esta fragancia que subirá hasta el cielo. En esta hierba está la Tierra, la gran isla; en ella está mi Abuela, mi Madre y todos los pueblos cuadrúpedos, alados y bípedos, que marchan todos según el misterio. El olor de esta hierba se extenderá por todo el Universo. Oh Wakan-Tanka, sé misericordioso con todos!»
Entonces la cazoleta de la Pipa es sostenida sobre el humo; éste pasa a través de la Pipa y sale por el cañón dirigido hacia el Cielo. De este modo el Gran Espíritu es el primero en fumar; mediante este acto ritual, el Calumet es purificado. Mientras hace estas cosas, el guardián reza en estos términos:
«¡Oh Wakan-Tanka, mira esta Pipa! El humo de esta hierba debe cubrir todas las cosas de la Tierra, y debe llegar incluso al Cielo. ¡Que la vía de tu pueblo sea semejante a este humo! Te hemos ofrecido esta Pipa, y ahora pongo en su cazoleta el kinnikinnik. Tú nos has enseñado que la cazoleta redonda de esta Pipa es el verdadero centro del Universo y el corazón del hombre. ¡Oh Wakan-Tanka!, inclínate hoy para mirarnos; mira tu Calumet con el que vamos a enviar una voz con los pueblos alados, los cuadrúpedos y todos los frutos de nuestra Madre Tierra. Todo lo que Tú has hecho se une a nosotros para enviar esta voz.»
Al rellenar el Calumet, su santo guardián hace las ofrendas rituales de tabaco a las seis Direcciones con las oraciones siguientes: «¡Oh Tú, Poder alado de donde se pone el sol. Tú eres sagrado! Contigo y por tu mediación enviamos una voz al Gran Espíritu antes de liberar a esta alma. Hay un lugar para Ti en esta Pipa. ¡Ayúdanos! Da a tu pueblo tus días rojo y azul para que pueda caminar por el sendero de la vida según el misterio».
«¡Oh Poder alado del lugar donde vive Wazia, purificador de la tierra, de los hombres y de todo lo que es impuro, con el alma de un hombre vamos a enviar una voz al Gran Espíritu por tu mediación. Hay un lugar para Ti en el Calumet; ayúdanos, pues, a enviar esta voz! ¡Danos los días sagrados que Tú posees!»
«¡Oh Tú, Ser alado del lugar de donde viene el sol; Tú que tienes grandes alas y que controlas el conocimiento, luz del Universo, vamos a enviar una voz al Gran Espíritu con esta alma que se ha quedado junto a su pueblo. Tú también posees los dos grandes días rojo y azul, ¡dánoslos y ayúdanos a enviar una voz!»
«¡Oh Tú, Maghaska, Cisne Blanco del lugar hacia el cual nos volvemos siempre. Tú controlas el sendero rojo que conduce a donde Wazia tiene su tienda. Tú guías a todos los pueblos cuadrúpedos y bípedos que viajan por esta vía de misterio. Vamos a liberar un alma que partirá por tu sendero; mediante esta alma enviamos una voz al Gran Espíritu. Ayúdanos a enviar esta voz y danos tus dos días sagrados!»
«¡Oh Águila Moteada, que estás cerca del Cielo, próxima al Gran Espíritu, tus alas son poderosas! Tú eres quien vela sobre el círculo de la nación y sobre todo lo que está contenido en este círculo. ¡Que todos los pueblos sean felices y reciban muchas bendiciones! Vamos a liberar a un alma que parte para un largo viaje, a fin de que los pasos de sus generaciones futuras sean santificados. ¡Hay un lugar para Ti en el Calumet! ¡Ayúdanos a enviar nuestra voz al Gran Espíritu y danos los días sagrados rojo y azul que Tú posees!»
«¡Oh Wakan-Tanka, vamos a ofrecerte esta Pipa. Inclina tu mirada hacia nosotros y hacia nuestra Abuela y Madre, la Tierra. Todo lo que lleva nuestra Madre, la fuente terrestre de toda vida, es sagrado. Nuestro pueblo camina sobre ella! ¡Que sus pasos sean firmes y fuertes! De Ti, Abuela Tierra, un alma va a ser liberada. ¡En este Calumet hay un lugar para Ti y para todas tus criaturas! Todos unidos, como un solo ser, enviamos nuestra voz al Gran Espíritu. ¡Ayúdanos a caminar según el misterio de una manera que
Te plazca! ¡Danos los días sagrados rojo y azul que Tú riges!»
De este modo el Universo entero ha sido localizado en la Pipa; volviéndose entonces hacia la asistencia, el guardián del Calumet dice:
«Ya que hemos cumplido todo esto correctamente, el alma hará un buen viaje y ayudará a nuestro pueblo a prosperar y a caminar por el sendero sagrado de una manera que plazca al Gran Espíritu.»
Se dirige entonces al alma en estos términos:
«Oh alma, nieto mío, tú eres la raíz de este gran rito. De ti emanarán muchas cosas santas: con este rito, nuestro pueblo aprenderá a ser generoso, a ayudar a los que están necesitados y a seguir en todo las enseñanzas del Gran Espíritu. Oh alma, este es tu día. Ahora ha llegado el momento. Habrá cuatro vírgenes que llevarán siempre en sí el poder de estos ritos. Y tú, oh alma, las cubrirás con tu piel sagrada de bisonte. Este día es tu día; y es un día de alegría, pues mucha luz ha descendido sobre nuestro pueblo. Todo lo que estuvo contigo en el pasado está hoy aquí contigo. Tus parientes han venido con alimentos que serán purificados y te serán ofrecidos, y que se darán a continuación a las cuatro vírgenes; después se repartirán entre los pobres y los desventurados. Pero ahora ya es tiempo de ofrecer esta Pipa al Gran Espíritu y de fumarla 16. Le ofrecemos todo cuanto hay en el Universo. Le enviamos nuestras voces mediante esta Pipa. ¡Hechetu welo! ¡Hi-ey-hey-i-i! ¡Hi-ey-hey-i-i! ¡Tunkashila Wakan-Tanka, Abuelo, Gran Espíritu, inclina tu mirada hacia nosotros! Es el día sagrado de este alma. ¡Que ayude a las generaciones futuras a caminar conforme al misterio! Te ofrecemos este Calumet, oh Wakan-Tanka, y Te pedimos que ayudes a este alma, a sus parientes y al pueblo entero. ¡Mira esta Pipa e inclínate para ver cómo cumplimos Tu voluntad! ¡Te enviamos una voz desde esta Tierra! Sé misericordioso con nosotros y también con este alma que será liberada desde el centro del círculo de la nación. ¡Oh Abuelo Wakan-Tanka, ten piedad de nosotros, para que nuestro pueblo viva!»
A lo que antecede, la asistencia responde: «¡Hay-yi! ¡Gracias sean dadas! ¡Que así sea!» Entonces Alto Cuerno Hueco encendió el Calumet 17, dio varias bocanadas y lo pasó al guardián del alma, quien le ofreció al Cielo, a la Tierra y a las cuatro Direcciones y, después de fumar un poco, lo hizo pasar por todos los componentes del círculo en el sentido del movimiento del sol. Al fumar, cada uno pedía algún favor, y c uando la Pipa volvió a Alto Cuerno Hueco fue purificada y sus cenizas cuidadosamente recogidas en un saquito especial hecho de piel de gamo 18.
Ahora que la Pipa había sido ofrecida al Gran Espíritu, Alto Cuerno Hueco empezó a lamentarse y pronto toda la asistencia hizo lo mismo. Quizá no sea inútil explicaros que lamentarse en este momento es una buena cosa, pues indica que pensamos en el alma liberada y también en la muerte que espera a todo cuanto ha sido creado; es señal de que nos humillamos ante el Gran Espíritu, pues sabemos que somos como polvo delante de Él, que es Todo, y que es todopoderoso.
Todos los alimentos ofrecidos al alma habían sido colocados fuera; entonces las mujeres los llevaron a la tienda. Allí, en el lado Sur, se había levantado un poste de madera de sauce de la altura de un hombre, y alrededor de su extremo se había sujetado un trozo de piel de gamo en el que estaba pintado un rostro; encima de este rostro se había colocado un tocado de guerra y alrededor del poste una piel de bisonte. Este rostro representa el alma; se habían adosado a ella los arcos, las flechas, los cuchillos y todas las demás posesiones del difunto. Las mujeres regresaron a la tienda con alimentos; le dieron la vuelta en el sentido del movimiento del sol, después se detuvieron al Sur, donde abrazaron al poste del alma, y se retiraron tras haber depositado los alimentos.
Una porción de cada alimento ofrecido al alma se puso luego en un tazón de madera y se colocó ante los dos hombres santos sentados al Oeste. En este momento entraron cuatro vírgenes y se situaron al Norte, pues el Poder de esta Dirección es la Pureza. Entonces Alto Cuerno Hueco se levantó y habló al alma en estos términos:
«Oh alma, tú eres la semilla! 19. Tú eres como la raíz del árbol dragado que está en el centro del círculo de nuestra nación. ¡Que este árbol florezca! ¡Que nuestro pueblo y los pueblos alados y cuadrúpedos prosperen! Oh alma, tus parientes han traído este alimento que pronto comerás y, gracias a este acto, la bondad se extenderá por toda la tribu. Oh alma, el Gran Espíritu te ha dado cuatro parientes que están sentados en el Norte y que representan a tus parientes verdaderos: Abuelo y Padre Wakan-Tanka y Abuela y Madre Maka, la Tierra. Acuérdate de estos cuatro parientes que en realidad no son más que Uno; y, con ellos en tu espíritu, lanza una mirada hacia atrás sobre tu pueblo mientras viajas por el gran sendero!»
Se hizo un pequeño hoyo al pie del poste del alma; Alto Cuerno Hueco tomó entonces la escudilla de madera que contenía el alimento purificado e, inclinándose hacia la cavidad, dijo al alma:
«Vas a comer este alimento sagrado. Cuando sea colocado en tu boca, su influencia se extenderá y hará crecer y prosperar a los frutos de nuestra Madre Tierra. Tu Abuela es santa; estamos en pie sobre ella e introducimos este alimento en tu boca. ¡No nos olvides cuando vayas hacia Wakan-Tanka, y dirige una mirada hacia atrás sobre nosotros!»
Pusieron el alimento en el hoyo y luego derramaron sobre él jugo de cerezas salvajes; este jugo es el agua de la vida. A continuación se recubrió el agujero con tierra: el alma había terminado su última comida.
Las cuatro vírgenes se dispusieron entonces a comer la carne de bisonte sagrada y a beber el jugo de cerezas; pero antes los alimentos fueron purificados en el humo de la hierba aromática, después de lo cual Alto Cuerno Hueco se dirigió a las jóvenes:
«Nietas, vais a recibir ahora la semilla espiritual del alma; por su virtud, vosotras y vuestros frutos seréis santificadas para siempre. Nietas, no olvidéis compartir vuestros alimentos y todo lo que poseéis, pues el mundo nunca carece de indigentes, de huérfanos y de viejos. Pero, por encima de todo, nietas mías, nunca olvidéis a vuestros cuatro grandes Parientes, que representan a vuestros parientes aquí en la Tierra. Vais ahora a comer y beber el fruto de la Madre Tierra y, mediante este rito, vosotras y vuestros frutos seréis sagrados. ¡Acordaos siempre de esto, hijas mías!»
Alto Cuerno Hueco tomó la escudilla, y cada vez que ponía un poco de alimento en la boca de una virgen, decía:
«Pongo este alimento en tu boca. Es dulce y tiene el aroma de lo sagrado. El pueblo verá tus generaciones futuras.»
Luego las cuatro vírgenes se inclinaron y bebieron el jugo de cerezas salvajes que había en la escudilla de madera puesta en el suelo, y cuando hubieron bebido, Alto Cuerno Hueco les dijo:
«Nietas, todo lo que hoy hemos hecho aquí está lleno de misterio —lilla wakan—; lo hicimos según las instrucciones transmitidas por la Mujer celeste que también era bisonte, y que nos trajo el muy santo Calumet. Ella nos dijo que tenía cuatro edades; vosotras también, nietas, tenéis estas edades. Comprendedlo profundamente, pues es importante. Es una gran cosa la que hoy llevamos a cabo. ¡Es así, en verdad! ¡Hechetu welo!»
Alto Cuerno Hueco caminó entonces en círculo hacia el Sur y, levantando el saquito del alma, le dijo:
«Nieto, vas a partir para un largo viaje. Tu padre y tu madre, todos tus parientes te amaban. Pronto serán felices.»
El padre del niño abrazó luego el saquito sagrado poniéndoselo en cada hombro, después de lo cual, Alto Cuerno Hueco le dijo:
«Tú amabas a tu hijo, y lo has guardado en el centro del círculo de nuestro pueblo. ¡Sé bueno con los demás como lo has sido con tu hijo! La influencia misteriosa del alma de tu hijo estará con los hombres; es como un árbol que siempre florecerá.»
Alto Cuerno Hueco avanzó entonces describiendo un círculo hacia el Norte y, tocando a cada virgen con el saquito de misterio, dijo:
«¡He aquí el árbol que fue escogido para ser el centro de vuestro círculo sagrado! ¡Que siempre prospere y florezca según el misterio!»
Levantando entonces el saquito hacia el Cielo, exclamó:
«¡Dirige siempre tus miradas a tu pueblo, para que camine con paso firme por el sendero sagrado!»
Alto Cuerno Hueco lanzó este grito cuatro veces mientras caminaba hacia la salida de la tienda y, cuando se detuvo por cuarta vez —estaba entonces fuera, delante de la tienda—, gritó en un tono muy agudo:
«¡Mira a tu pueblo! ¡Acuérdate de él!» En el instante en que el saquito franqueó la salida de la tienda 20, el alma quedó liberada y partió por la pista de los espíritus 21 que conduce a Wakan-Tanka.
Desde que el alma parte, el saquito con el mechón de cabello deja de ser wakan —sagrado— en un sentido directo, pero la familia puede conservarlo como recuerdo si lo desea 22.
Las cuatro vírgenes santificadas recibieron una piel de bisonte cada una y abandonaron la tienda inmediatamente después de Alto Cuerno Hueco.
Así terminó el rito; en todo el campamento la gente era feliz y manifestaba su alegría, y se precipitaba para tocar a las cuatro vírgenes que ahora eran lilla wakan; se habían convertido en un soporte permanente de este gran influjo espiritual y en una fuente inagotable de fuerza y de coraje para la tribu. Se hizo una amplia distribución de regalos a los pobres y a los necesitados, y por todos lados no había más que festines y regocijo.
Fue, en verdad, un gran día. ¡Hechetu welo!
Notas:
1 Mediante un decreto que revela tanta incomprensión como hostilidad, este rito de la «custodia del alma» fue prohibido por el gobierno en 1890, y se llegó incluso a exigir que todas las almas guardadas por los sioux fueran liberadas en cierta fecha fijada arbitrariamente por decreto. Para una descripción de este rito tal como fue practicado en 1882, ver Alice C. Flercher, The Shadow or Ghost Lodge (16 and 17 Annual Report of the Peabody Museum, vol. III, núms. 3 y 4; Cambridge, 1884).
2 El bisonte, que representa el Universo, contiene todas las cosas, como el caballo ashwamêdha. La parte que corresponde al género humano —y también a la Mujer Bisonte Blanco— es cierto trozo de carne tomado del codillo. Esta carne es para los indios, mutatis mutandis, lo que la Sagrada Eucaristía es para los cristianos; el Calumet tiene el mismo papel, pero la analogía formal es entonces mucho menos directa.
3 La hierba aromática —wachanga— que los indios preparan en forma de trenza tiene la misma función ritual que el incienso en los distintos cultos del «viejo mundo».
4 «Elevamos las manos, cuando rezamos, porque dependemos enteramente del Gran Espíritu; su Mano generosa atiende a todas nuestras necesidades. Después golpeamos el suelo porque somos miserables criaturas, gusanos que se arrastran ante su Faz.» Palabras de un sioux pies negros al Padre de Smet (Life, Letters and Travels; F. P. Harper, Nueva York, 1905, p. 253).
5 De este modo el cuerpo material o grosero es restituido a los elementos, de los que proviene; se le deja expuesto a los agentes del cielo: los cuatro Vientos, las lluvias, los «seres alados» del aire, todos los cuales, al igual que la tierra, absorben de él una parte.
6 El carácter sagrado del parentesco es uno de los aspectos más importantes de la civilización piel roja:
al ser la creación esencialmente una, todas las partes están relacionadas. Los indios se dirigen unos a otros,
no con sus nombres particulares, sino con un término que expresa un grado de relación determinado por la
edad más que por los lazos de la sangre. Así, un joven se dirige a una persona de más edad llamándole«padre» o «madre» o, si la diferencia de edad es muy grande, «abuelo» o «abuela»; a su vez, los mayores
se dirigen a los que son más jóvenes llamándoles «hijo» o «hija», «nieto» o «nieta». Para los indios, todos
los grados de parentesco terrestre simbolizan el parentesco metafísico entre el hombre y el Gran Espíritu, o
entre el hombre y la Tierra, considerada como Principio. Al utilizar estos términos, los indios invocan realmente al Principio, o al menos se acuerdan de Él; el individuo, e incluso todas las cosas, es para ellos
como un reflejo oscurecido de la Realidad principial.
7 Para el indio todo acto tiene un sentido metafísico, y especialmente la caza, a la que consagra una
parte tan grande de su tiempo. La persecución y muerte de un animal son considerados por los indios según
dos aspectos aparentemente opuestos, pero complementarios: la muerte simboliza la destrucción de la
ignorancia, pero representa también un contacto con el Gran Es píritu. Esta última significación explica la
importancia ritual del rastreo, pues al seguir la pista de un animal, se está ritualmente —y, por tanto, virtualmente—
en el camino que conduce a Wakan-Tanka; hallar la presa, en medio de las dificultades y los
peligros, equivale a encontrar al Gran Espíritu, lo cual es para todos los pueblos tradicionales la finalidad
de la existencia. «La doctrina de los vestigia pedis es común a las enseñanzas griega, cristiana, hindú, budista
e islámica, y constituye la base de la iconografía de las “huellas de pasos”». (Cf., por ejemplo, Platón,
Fedro, 253A, 266B; y Rûmî, Mathnawi, II, c60-161.) «¿Cuál es el viático del sufí? Son las huellas. Persigue
la caza como un cazador; ve el rastro del gamo almizclero y sigue sus huellas.» El Maestro Eckhart
habla del «alma que va a la caza ardiente de su presa, Cristo». Pueden seguirse las huellas de los precursores
hasta la Puerta del Sol, Janua Coeli, el Final del Camino; más allá ya no puede seguirse su pista. El
simbolismo del seguimiento del rastro, así como el del «error» (pecado) en cuanto «fallo en dar en el blanco», es uno de los que nos han llegado desde las más antiguas civilizaciones de cazadores. (Ananda K.
Coomaraswamy, Hindouisme et Bouddhisme, trad. Allar y Ponsoye.) Señalemos también que cada arma de
caza o de guerra tiene su significado propio. Así, el arco, por ejemplo, es particularmente sagrado para los
indios, y las flechas están casi siempre decoradas con una línea roja en zigzag que representa el relámpago,
o el Conocimiento que lanza el Ojo único de Wakinyan-Tanka, la gran Ave del Trueno del Oeste. Las
flechas así consagradas son literalmente trazos de luz que disipan las tinieblas; son asimilables al rayo —
vajra— del Indra védico o a la espada de los cruzados cristianos, la cual era considerada como un fragmento
separado de la «Cruz de luz». La espada de la «Guerra santa» islámica tiene el mismo sentido.
8 El kinnikinnik , a menudo llamado chanshasha, es un ingrediente del tabaco ritual de los sioux; es la corteza interior secada del alisio rojo o del conejo rojo (Cornus sotlonifera). Raramente se fuma sólo a causa de su sabor amargo; se acostumbra a añadirle una parte igual de tabaco enrollado de la tribu de los rees o arikara, al que se añade una pequeña porción de alguna raíz o hierba odorífera, a menudo la raíz del Sweet Ann. La mezcla de estos ingredientes se hace siempre ritualmente.
9 Con este gesto se pide perdón al alma del animal muerto y así el soplo vital que se le ha quitado le es ritualmente restituido mediante la Pipa sagrada.
10 El pelaje, identificado simbólicamente con el bisonte, es, como éste, el Universo; en otro tiempo, cuando todos los indios poseían una de estas pieles, las usaban no sólo por el calor, sino también como soporte para la realización de su identidad —en cuanto hombres— con el Universo, la Totalidad.
11 Los tres pies de este trípode están orientados hacia el Oeste, el Norte y el Este; el trípode se deja, pues, abierto por el lado Sur, que para los sioux es la dirección que toman los difuntos. El saquito de misterio se sujeta en este lado, justo debajo del punto de intersección de los tres bastones. Este punto central representa a Wakan-Tanka, hacia el cual el alma pronto va a partir, y de este punto pende hasta el suelo una tira de cuero que representa el camino que conduce de la tierra a Wakan-Tanka. Este camino que el alma recorre ahora y la posición del saquito indican que el viaje casi ha terminado.
12 Se trata de nuevo del Bisonte mitológico y celeste, del Bisonte hembra Blanco, manifestación del Logos revelador.
13 Los sioux designan de este modo a los «días» del «fin del mundo» en que la luna se volverá roja y el sol azul. Si se admite, con todas las doctrinas tradicionales, que las cosas del macrocosmos tienen su correspondencia en el microcosmos, hay que considerar también un «fin del mundo» para el ser individual, cuando éste recibe la iluminación de Wakan-Tanka; el ego —o la ignorancia— muere, y el ser vive de la permanencia del Espíritu.
14 Cuando el Calumet está lleno, todo el espacio —representado por las ofrendas a los Poderes de las seis Direcciones— y todas las cosas creadas —figuradas por los granos de tabaco— están concentrados en un solo punto: la cazoleta o «corazón» de la Pipa; así, el Calumet contiene, o más bien «es» el Universo. Al ser el mundo, el macrocosmos, el Calumet es también el hombre, el microcosmos; y el indio que llena la Pipa debe identificarse con ella y actualizar así no sólo el centro del mundo, sino también su propio centro. Esto implica que él se «dilata» virtualmente, de modo que las seis Direcciones del espacio, que estaban en el exterior, se sitúan entonces en el interior. Cuando esta «dilatación» o expansión se hace efectiva, el hombre deja de ser una parte o un fragmento y se vuelve total y santo; la ilusión de la separación es abolida. Para hacer ver mejor esta identidad misteriosa entre el hombre y la Pipa-altar, citaremos este canto de los indios osage:
Esta gente tenía un Calumet
Del cual hicieron su cuerpo.
O Hon-ga, tengo un Calumet del cual he hecho mi cuerpo;
Si tú también haces de él tu cuerpo,
Tendrás un cuerpo liberado de todo lo que causa la muerte.
Mira la juntura del cuello, han dicho,
He hecho de ella la juntura de mi propio cuello.
Mira la boca del Calumet,
He hecho de ella mi propia boca.
Mira el lado derecho del Calumet,
He hecho de él el lado derecho de mi cuerpo.
Mira el espinazo del Calumet,
He hecho de él mi propio espinazo.
Mira el lado izquierdo del Calumet,
He hecho de él el lado izquierdo de mi propio cuerpo.
Mira la cavidad del Calumet,
He hecho de ella la cavidad de mi propio cuerpo.
Mira lo que une la Pipa y el cañón,
He hecho de ello mi tráquea.
… utilizad el Calumet como o/menda en vuestras súplicas,
Vuestras plegarias serán prontamente atendidas.
(Extraído de War Ceremony and Peace Ceremony of the Osage Indians, por Francis La Flesche, en Bulletin of the Bureau of American Ethnology, n.° 101, Washington, 1939, pp. 62-63).
15 Siendo así que para el sioux cada tienda —el tipi— es una imagen del mundo, el fuego que arde en el centro representa —o más bien «es»— Wakan-Tanka «en el mundo». Para subrayar el carácter ritual de este fuego central, señalaremos que, en la época en que los sioux eran todavía nómadas, un hombre designado como «guardián del fuego» levantaba habitualmente su tienda en el centro del campamento circular. Cuando el campamento se desplazaba, el guardián se llevaba el fuego en un pequeño tronco de árbol, y cuando el campamento se establecía de nuevo, todas las tiendas encendían su fuego en este hogar central. Este fuego no se apagaba y se reemplazaba por otro —siempre de una manera ritual— más que en el caso de una gran calamidad, o cuando todo el campamento tenía necesidad de una purificación completa.
16 Señalemos que el ritual completo del Calumet consta de tres fases distintas: la «purificación» con el humo de la hierba ritual; la «expansión» por la cual el Universo entero es transferido al Calumet y, porúltimo, la «identidad» o el sacrificio del todo en el fuego que representa a Wakan-Tanka «en el mundo». Estas tres fases son comunes, en una forma u otra, a todos los métodos tradicionales y ortodoxos de realización espiritual, Ver Frithjof Schuon, L’Oeil du Coeur, y más en especial el capítulo De la Méditation.
17 El autor indio, habiendo perdido de vista el hecho de que estaba describiendo un ritual y no la institución de éste, sustituye al «guardián del alma» por «Alto Cuerno Hueco» y retorna así el relato inicial.
18 Cada vez que se fuma en un Calumet original, las cenizas son recogidas para ser transportadas, en una época determinada, a una alta cima, desde donde son esparcidas a los cuatro Vientos, con preferencia en el pico Harney de las Black Hills (Pa Sapa), que los sioux consideran como el centro del mundo.
19 Esta palabra, hokshichankiya, no se emplea en el lenguaje corriente. Significa «semilla primordial»,«raíz», «fuente», «influencia espiritual».
20 Para captar más claramente el significado de este acto ritual hay que recordar que el tipi es el Universo, el cosmos, mientras que el espacio exterior al tipi es simbólicamente el Infinito, Wakan-Tanka.
21 Según los sioux, el alma liberada viaja hacia el Sur, a lo largo del «sendero del Espíritu» —la Vía Láctea— hasta un lugar en que el camino se divide. Allí está sentada una anciana llamada Maya Owichapaha,«la que empuja hacia la otra orilla», es decir, la que juzga a las almas. Deja a los buenos continuar su camino por el sendero de la derecha, mientras que «empuja hacia la otra orilla», a la izquierda, a los malos. Los que van por la derecha llegan a la unión con Wakan-Tanka, mientras que los que van por la izquierda deben permanecer en un estado condicionado hasta que están suficientemente purificados.
22 En esta frase el autor indio vuelve a tomar el tono de una descripción general del rito, para continuar su relato en la frase siguiente.
![]() |
![]() |