ZRÕARÃ NÊBURÃ. Literatura Oral Emberá

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plusZRÕARÃ NÊBURÃ. Historia de los antiguos. Literatura Oral Emberá

Floresmiro Dogiramá.
Compilador: Mauricio Pardo.


Presentación. Reconocimiento

Preámbulo

Introducción

I. HISTORIAS DEL PRINCIPIO

1. El Agua

2. El Pájaro Luna

3. La Hermana del Carabí

4. El Diluvio

5. El Hijo de la Pierna

II. HISTORIAS DE TRUENO

6. El Trueno (Versión 1)

7. El Trueno (Versión 2)

III. HISTORIAS DE CUÑADOS

8. El Rey Gallinazo

9. Los Puercos de Monte

10. La Nutria

11. La Garza Vaca

12. El Cuervo

IV. HISTORIAS DE JAIBANAS

13. El Tigre

14. El Trueno Jaibaná

15. Auka

16. El Jaibaná Narîbamia

17. Ventura

18. El Tigre Mojano

V. HISTORIAS DE GUERRA

19. Los Burumía

20. Los Jurá

VI. HISTORIAS DE CIMARRONES

21. Los Cimarrones (Versión 1)

22. Los Cimarrones (Versión 2)

23. Los Cimarrones (Versión 3)

VII. HISTORIAS DE ANIMALES

24. La Sierpe

25. Los Osos

26. El Ñeque y el Tigre

Léxico

8. El Rey Gallinazo

linkLéxico  

Eran unos cholos. Allá abajo había un brujo grande, un jaibaná56. Entonces otra familia estaba viviendo ahí cerca. El jaibaná no gustaba de esa familia así que comenzó a matarlos57. Cuando mató dos huyeron agua arriba a un lugar retirado y ahí siguieron muriéndose esos cholos. Era un tambo grande, se fueron muriendo. Ya tenían de todo, siembra, casa, de todo. El hijo menor tenia unos 18 años, apenas quedó ese. El se quedaba llorando solito en el tambo, cuando ya se acostumbró, iba para el monte y mataba animal, había de todo, mono, puerco, venado. Botaba las tripas y ahumaba la carne, comía pues su carne. Cuando se le terminaba se iba para el monte; un día mató cinco puercos y los trajo para la casa pero dejo cuatro en una playita al otro lado de la casa, se alcanzaba a ver, dejó cuatro porque estaban flacos y sólo subió uno. Al otro día fueron llegando los gallinazos rey. Cómo llegaban! El miraba, comían. Así se contentaba él solito. Y se fue para el monte al otro día y esa vez sí mató más y se distraía mirando cómo comían los gallinazos rey, los gallinazos blancos. Y se quedaba sentado en el tambo hasta que terminaba. Cuando comían pasaban para este lado del agua. Así estaba él cada rato hasta que esos animales ya quedaron mansitos.

Al otro día se fue y ahí sí mató más. Los tiró en la playa y al otro día ya estaban ahí ya estaban mansos. Hacía el medio día pasaron para el lado de la playa grande y él se subió al tambo. Cuando al rato venia subiendo un hombre joven, un emberá. Subió a la casa y entonces saludó.

- Ay hombre A nosotros nos da lástima verlo a usted ahí solito, tanta comida que usted nos da. Nosotros somos gente. Esas plumas que tenemos son camisa. Ese pico es como navaja para cortar carne.

Ahí estuvieron charlando. El cholo era bonito, blanco, ojizarco.

Así como usted nos da. de comer a nosotros, le vamos a entregar un arma, si usted quiere, pero hoy ya no porque ya se terminó la comida, a la otra vuelta.

Y se fue. A lo que se fueron cogió su lanza y ahí sí mató un pocote de puercos y a todos los cargó para no dejarlos perder. Al otro día fueron llegando los gallinazos. El tenía su carne ahumada. Entonces al otro día pasaron para la playa y ahí todiquiticos se quitaron la camisa. Quedó el pocote de gente, había una chola bonita, era hermana del que le había venido a hablar primero, ella venía a ver si le gustaba el cholo. Ellos subieron y él estaba comiendo.

- Ustedes no quieren comer?

- No hombre, esa comida está cruda.

Exprimió la carne con los dedos y escurrió la sangre58.

- Vio? Está cruda, la de nosotros sí está bien asada.

Guardaron las camisas a un lado y se acostaron a dormir en el tablado. El cholo por la noche gatió59a la mujer esa y ella no dijo nada.

Bueno, se durmieron.

Amaneció. Al otro día dizque se iban. El hermano de la chola le dijo:

- Escóndale la camisa a ella para que no se pueda ir.

Pero ella la agarró y se fueron.

Salió y mató más animales y los puso ahí al frente, en donde los sabía poner. Luego llegaron ellos. Se quitaron las camisas y cortaban la carne con las navajas y después se subían a la casa a charlar con él. Y él pensaba:

Cómo hiciera yo para tener a esta gente aquí acompañándome.

Ya por la noche venían a dormir y él se iba a dormir con la muchacha y ya se estaba amañando y hasta cogió barriga la muchacha, pero ni por eso se quedaba, siempre a todo tiempo se iba. El quería pero ella no se quedaba. Al fin se iba y ahí él se ponía a matar y siempre que mataba él podía dormir con ella. El hermano le dijo.

- Deje y verá que cuando tenga el parto sí se va a quedar.

Ella se fue a dar a luz a su tierra. El mataba pero sólo llegaban los hombres. Dizque ya había nacido hombrecito. Cuando ya podía cargar el hijito se vino ella y se lo trajo.

Vea a su hijo, acarícielo.

Y él le decía que se quedara.

- No, aquí no me quedo.

Usted no me quiere.

- Sí lo quiero pero aquí no me quedo.

Un día la mujer ya estaba aprendiendo a comer carne asada. Entonces dizque los hermanos le decían:

Usted porqué no se queda, a la otra venida sí nos vamos y le traemos camisa al hombre para que pueda ir también.

No, yo no me quiero quedar.

Y se fue

Otra vez mató sus animales y ya no demoraban. Por la noche ya sabía cual era la camisa de ella. La cogió calladito y la escondió. Amaneció y ya se iban, el día estaba bonito . Todos se estaban poniendo las camisas pero ella no la encontraba y lloraba.

No será usted él que la escondió?

No, yo no sé.

Mientras tanto los otros se fueron y ella no se pudo ir. En esos días él no fue a matar animales. Un día mató y ahí volvieron los cuñados, pero no trajeron la camisa de ella. Un día él andaba60 en el monte, ella encontró la camisa. Cuando él llego ya ella la tenía puesta, él con ganas de echarle mano pero ella se voló y él se quedo llorando. Llora y llora.

Ahí mismo se puso a matar animal. Bueno llegaron. Y llegó ella también. Y ella le dijo:

- Nos vamos, yo le traje camisa.

Entonces él se la puso y ya quedó gallinazo.

- Pruebe a ver si puede volar.

Ahí se arrancó, pum pum pum, levantó. Estaba balsudito61.

- Si puede! si puede volar!

Cuando acabaron de comer, él se encapachó su carnecita asada. Y se fueron y el hombre sí pudo volar. Le decían:

- Cuando vayamos por el aire, no mire para abajo, mire para arriba. Y la mujer le dijo:

- Cuando vaya volando, vuele juntico a mí. Si se cae yo le echo mano.

Fueron volando hasta un árbol grandísimo, un malambo62, ahí se sentaron en las ramas. Luego de ahí se elevaron y ahí fueron subiendo -dando vueltas y ella le dijo:

Por aquí es una corriente, mucho cuidado, no vaya a mirar para abajo.

Bueno, pasaron esa corriente y ya estaba como manso cuando llegaron a una playa. Ahí se quitaron las camisas. Llevaban una bolsita, puros gusanos de esos que comen podrido.

- Ese es un arrocito para mi mamá.

Esa era una chola con una sola teta, ella guardaba su arrocito.

Ellos le mostraban:

- Ahí en ese mundo es en donde está su familia. Si quiere nosotros lo llegamos, pero si lo llevamos usted no vuelve. Su papá, su mamá, sus hermanos, su tío, todos están ahí.

Estuvo con los gallinazos pero no se amañó por la comida. Ya estaba comenzando a comer podrido. Ellos decían:

- Coma que así está bien asado - Agregaron.

- Vaya usted adelante, con eso mata animal para nosotros comer.

Y se fue adelante con la mujer y al otro día se fue para el monte a matar puerco, mató seis, cogió uno para él y los otros los dejó.

Volvió y le escondió la camisa a la mujer para que no se fuera más.

Cuando se fueron los compañeros ella estaba buscándola camisa y no la encontraba. Ella echó a quemar la del hombre pero seguía buscando la de ella.

Un día él llegó del monte y ella se estaba poniendo la camisa y ahí forcejearon hasta que él botó la camisa a la candela y se quemó. Y ahí sí se quedaron viviendo.


Notas:

56 Jaibaná, es el médico-brujo de los emberá.

57 El Jaibaná puede matar enviando los espíritus o jais.

58 Los animales que comen carroña como el gallinazo, o el tigre (que entierra su preso y la come podrida) en los mitos dicen que la carne asada esta cruda y la que está bien ahumada, ver cuento de tigre.

59 Gatiar es visitar a la muchacha en su lecho por la noche.

60 Montear, andar por el monte, ir al monte son sinónimos de cazar. En emberá, cazar se dice Mea uai, ir al monte, Mea: monte, uai: ir.

61 Liviano.

62 El árbol más alto de la selva chocoana.

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