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Idioma Abipon
Noticias de los indios abipones según Barcena, Techo, Lozano, etc. Desde la conquista hasta nuestros días
Los Abipones según el padre Dobrizhoffer
Capítulo XI
Del barbote y del tapón que usan los indios "orejones"(Tomo II, capítulo V)
Los Abipones parece que antes también usaban barbote: pero los que conoció Dobrizhoffer hacía tiempo que lo habían dejado y sólo lo conocía entre los Guaraníes alzados, Mbayas, Guanas, Payaguáes, etc., á quienes por sus deformes labios los Abipones llamaban Petegmek. Éstos se metían un canutillo del tamaño de una pluma de escribir, que desde el labio interior le alcanzaba al pecho. Otros usaban un hueso ó algún botón de vidrio, goma ó metal amarillo (introducido éste por los europeos). Este adorno era exclusivo de los hombres; las mujeres jamás lo usaban. A la verdad, con su fiereza y noble talle, todos embijados con distintos colores el cabello tiznado de un tinte purpúreo como el de la sangre, las orejas traspasadas con las plumas de algún enorme cuervo, y relucientes sartas de abalorios que les colgaban de cuello, brazos, rodillas, pantorrillas, eso que se paseaban con su largo pito á todo largar humo, era cosa que causaba terror y espanto.
A propósito de otros indios Caribes, es decir antropófagos, que en lugar de tembetá ó barbote acostumbran abrirse una segunda boca abajo de la natural, dice el Padre, que los Mocovíes y Tobas sólo apurados del hambre comen alguna vez carne humana. Cuenta que el cacique Abipon Alaikin y seis compañeros que perecieron en una pelea con aquellos indios fueron asados y comidos por ellos. También degollaron y se comieron un muchacho de 12 años que le servía á la mano al Padre: pero á una vieja la dejaron; porque como le contó al mismo un Mocoví que participó del festín: Cacher gaié Lpahé chigat eyga, tan la yhót.
Pasemos ahora á la perforación de las orejas que les abren á todos los chicos desde la más tierna edad y sin distinción de sexo. Los hombres, por lo general, no cargan aros, sólo algunos viejos se colocan cualquier objeto de cuerno, palo, hilo de colores ú otra cualquiera cosa. De las mujeres, empero, pocas ó ninguna hay que carezcan de este adorno. Con unos rollos de hoja de palma se agrandan la abertura á tal grado que cabe por ellas una hostia de las mayores que se usan para la misa. Lo que entre los Abipones se reserva para las mujeres vio que era causa de orgullo entre los varones también de los Tobas y Oaekakalot (Lenguas).
Curiosa cosa sería si esta diferencia a que llama la atención el Padre nos diese algún dato étnico por el cual se pudiese retrotraer la historia de los indios del Chaco á una época en que ellos y los Peruanos, también Orejones, derivaron la al costumbre de algún origen común.
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