Tokjuaj

Dioses y Personajes Míticos. Pueblos Originarios
Portada Pueblos Originarios Secciones Pueblos Originarios Facebook Pueblos Originarios Twitter Pueblos Originarios

plusCultura Wichí

plusCosmogonía Wichí

Tokjuaj (también escrito como Tokuah o Tokuaj) es el héroe civilizador de los wichí.

Algunas versiones dicen que tiene forma humana, actúa como una persona pero si muere revive a los tres días. Otras dicen que aparece con la forma de un perro flaco, que sacó el semen con una espina del lomo del sapo y se lo puso al hombre para que pudiera procrear.

Enseñó a los wichí las prácticas de caza, pesca y agricultura, además de la domesticación del perro. También introdujo en el hombre aspectos negativos: adulterio, guerra, robo y riña.

"Tokjuaj y la Lluvia" Cuento basado en una versión de Miguel Angel Palermo en "Lo que cuentan los Wichi".

Estas son algunas de las muchas historias que de él se cuentan:

Tokjuaj quiere aprender a volar como los chajás

Tokjuaj andaba por ahí cuando se encontró con los chajás. Éstos volaban y Tokjuaj quiso volar como ellos. Entonces le preguntó cómo podría hacerlo. Los chajás le dijeron que la causa por la que ellos volaban era porque tenían plumas. Tokjuaj les preguntó si podían facilitarle algunas. Los chajás no tuvieron inconveniente. Se arrancaron unas cuantas plumas y se las dieron. Con las plumas pegadas al cuerpo, Tokjuaj se puso a volar. Anduvo bastante tiempo volando igual que los chajás. Pero las plumas se le fueron desprendiendo y se vino abajo, estrellándose contra el suelo.

Tokjuaj vuelve a volar

A los tres días Tokjuaj volvió a vivir. Entonces quiso acomodarse de nuevo las plumas que los chajás le habían dado. Pero eran pocas y les pidió algunas más. Las pegó junto a las otras y se largó a volar.

Quería ser igual que los chajás. Y volaba entre ellos como si fuera uno más. Pero de nuevo se le salieron las plumas y se precipitó a tierra. En el lugar donde Tokjuaj cayó había un mortero. Tokjuaj cayó adentro y murió al pegar con ese mortero. Pero a los tres días volvió a vivir.

Tokjuaj imita a un chorlo

En sus andanzas Tokjuaj llegó junto al río. En la orilla se encontraba un chorlo, parado en una sola pata. “Yo quiero pararme como él”, pensó Tokjuaj. Y le preguntó al chorlo cómo hacía. El chorlo le dijo que él era así nomás. Entonces Tokjuaj se cortó una pierna y andaba igual que el chorlo. Pero pronto comenzó a sentirse mal y fue en busca de la araña.

Tokjuaj y la señora Araña

La araña sabía curar. Tokjuaj la encontró y le pidió que lo curara. La señora Araña cosió la pierna cortada al cuerpo de Tokjuaj y así lo sanó. Con la pierna arreglada, Tokjuaj siguió caminando. Se sentía de nuevo bien. Pero cuando se alejó un poco de la vivienda de la señora Araña le gritó: -¡Vieja viuda, vieja chueca, vieja zonza! A la señora Araña no le gustaron nada las burlas de Tokjuaj y, como tenía poder, mandó que se le soltara la pierna a Tokjuaj. Tokjuaj se vio de nuevo con una sola pierna y tuvo que pedirle otra vez a la señora Araña que lo curara. Ella escuchó su pedido y lo curó.

Tokjuaj y el señor Víbora

Después de caminar un buen rato, ya curado, se encontró con el señor Víbora. Y Tokjuaj quiso ser igual que él. Y le preguntó qué debía hacer para parecérsele. El señor Víbora le dijo que para ser como él debía arrastrarse. Y para hacerlo bien debía cortarse una pierna y un brazo del mismo lado del cuerpo. Tokjuaj lo hizo y comenzó a arrastrarse como el señor Víbora.

Tokjuaj y el carpincho

Y para parecerse más a la víbora, se levantaba del suelo y quería morder a todo el que encontraba. De esta manera, con una pierna y un brazo cortados, Tokjuaj llegó a la orilla del río. Ahí estaba el carpincho. -Ahora te pico -le dijo Tokjuaj. El carpincho salió disparando, pero se dio cuenta de que nunca lo podría alcanzar en el estado en que se encontraba.

Tokjuaj vuelve a solicitar auxilio a la señora Araña

Tokjuaj ya no podía más de arrastrarse sin una pierna y sin un brazo. Y todo por copiar al señor Víbora. No le quedó más remedio que ir a lo de la señora Araña para que lo curara otra vez. La señora Araña le pegó de nuevo la pierna y el brazo que se había cortado. Y así pudo Tokjuaj caminar de nuevo.

Tokjuaj y la vizcacha

Pero Tokjuaj no se quedó conforme de no ser como el señor Víbora. Tenía mucha curiosidad por saber cómo hacía. Aunque estaba ya curado de la pierna y del brazo, se tiró en la tierra y se puso a arrastrar en el suelo, como hacen las víboras. Andando de esta manera llegó a una vizcachera. Metió la cabeza en el agujero y se encontró con la vizcacha. Tokjuaj le dijo que él era víbora y que la iba a picar. Y trató de darle un mordisco, pero la vizcacha se corrió y ella sí le pegó una mordida a Tokjuaj. Lo mordió bien fuerte en los labios. Y desde entonces los wichí tienen los labios gruesos. Es que al morder en la boca a Tokjuaj, la vizcacha se la dejó hinchada.


Fuente:

Libro de Buenaventura Terán