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Asojná
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Antes de transformarse en el cuyabo -el pájaro actual- era una poderosa y malévola mujer chamán, fue asesinada varias veces, pero siempre resucitaba, hasta que finalmente decidió metamoforsearse en el ave:
“Cuando era persona el cuyabo, nadie se animaba a acercarse a ella. Más antes era soltera o viuda y llego un día y le dijeron: ‘Te vamos a matar’. Y la mataron, pero al rato ella quedó viva otra vez y después la amarraron, y después las pitas que la amarraron estaban a su lado. Y después la mataron otra vez y le golpearon entre todos la cabeza y dijeron: ‘Ya la matamos al pajarito’, y se fijaron y estaba a su lado otra vez y los hombres dijeron: ‘Ponga leña al pozo y lo vamos a echar a ver si no se quema’, y lo metieron y lo taparon y estuvo un rato hasta que dijeron: ‘Hay que ir a ver, ya estará cocido", y se fijaron y estaba a un lado del pozo, y de ahí ya se sabe que nadie le gana, es por eso que los ayoreos le tienen miedo, porque nadie puede matar al cuyabo”.
Sólo es visible en su forma humana por el chamán. Se asocia con los animales hibernantes y la primera lluvia.
Ilustración de Gabriela Varela |
El cuyabo es un ave pequeña -no alcanza más de 18 centímetros- de hábitos nocturnos. Durante la época seca migra al norte, tiempo en que los ayoreos consideran se esconde en su guarida invernal. Cuando reaparecía -en agosto-, su canto anunciaba el fin del tiempo prohibido, del monte triste y el inicio de una nueva época, sin cosas prohibidas, tiempo de cultivos, del monte alegre. Es el momento de la transición del tiempo seco al de lluvias, y de la ceremonia más importante.
El ritual era sencillo, al amanecer salen los adultos llevando los instrumentos de recolección, a corta distancia se detienen e invocan a Asojná pidiendo su bendición.
Después de la rogativa, hombres y mujeres se separan, los primeros se dedican a la extracción de miel y a la caza de tortugas. Al caer la noche se reunían y bebían una especie de guarapo de miel hasta quedar embriagados. Las sobras del los alimentos obtenidos ese día especial, debían ser enterradas pues se los consideraba impuros.
Los varones dormirán en una mitad de la aldea y las mujeres en la otra, entre estos grupos descansan los ancianos de ambos sexos. Así termina el ritual, que pone fin al tiempo tabú e inicia el tiempo de la siembra.
Asojná es una entidad con una ambigüedad intrínseca ya que usaba su poder para beneficio colectivo, pero también actuaba negativamente: “Nuestros abuelos tenían miedo al cuyabo, le tenían miedo porque tenía espíritu… El cuyabo le daba algo a una persona, pero castigaba… ". “Cuando canta los hombres y mujeres se deben esconder ... cuando Asojná viene a la tierra, canta y la gente hace fiesta. Su poder está en su mirada, nadie puede mirarla porque si la mira se muere. Asojná hace enfermar, cuando la gente se equivoca ..."