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Coricancha
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Originalmente rendían culto al sol en el Inti Kancha ("Templo del sol"), pequeño recinto levantado por Manco Capac.
Lo constituía un conjunto de edificios dedicados a diversas deidades como el Sol (Inti), la Luna (Mama Quilla), el Trueno (Illapa), las Estrellas, el Arco Iris y Viracocha (el creador). El Puchao (luz del sol) representaba el icono central del Coricancha que en el apogeo del imperio se convirtió en un sinónimo del gobierno dominante.
El frontis era un hermoso muro de fina cantería, decorado por una banda continua de oro puro de una palma de alto, a tres metros del suelo y un techo de paja fina y delicadamente cortada.
La arquitectura estuvo en función del movimiento de los astros en el firmamento y su aparición sobre el horizonte. A través de ventanas o puertas se observaban en los contornos de las montañas vecinas la salida y puesta del sol, asimismo se estudiaba el desplazamiento de luces y sombras proyectadas sobre las paredes. Sobre los cerros que rodean al Cuzco, construyeron pilares que indicaban los cambios de estación, empleándose para dividir el año solar en doce meses.
Estaba a cargo del Willaq Umu, máximo sacerdote del dios Inti, quien junto a los tarpuntaes (sacerdotes), se encargaban de las tareas astronómicas y principales ceremonias religiosas del Imperio. Los habilitados a ingresar sólo podían hacerlo en ayunas, descalzos y con una carga en la espalda en señal de humildad.
Sobre su estructura fue construído en Convento de Santo Domingo.