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K’uychi (el arco iris)
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Por su parte el Inca Garcilaso, cuando describe el Templo del Arco Iris, en Coricancha: "... otro aposento, que era el cuarto, dedicaron al arco del cielo, porque alcanzaron que procedía del Sol, y por ende lo tomaron los Reyes Incas por divisa y blasón, porque se jactaban de descender del Sol. Este aposento estaba todo guarnecido de oro. Es un lienzo dél, sobre las planchas de oro, tenían pintado muy al natural el arco del cielo, tan grande que tomaba de una pared a otra con todos sus colores al vivo. Llaman al arco cuychu y, con tenerla en esta veneración, cuando le veían en el aire cerraban la boca y ponían la mano delante, porque decían que si le descubrían los dientes los gastaba y empobrecía"
![]() Coricancha. |
Para los términos "cuychi" y "cuychu" expresados por los autories para referirse al arco iris, corresponde utilizar según las actuales normas de la lengua quechua: "k’uychi".
Dentro de la Astronomía Inca, el arco iris tiene un carácter místico y extraordinario, por su naturaleza diferente, etérea, ilusoria y sin embargo visible.
La descomposición de la luz solar en la húmeda atmósfera, luego de una lluvia, produce este fenómeno óptico y meteorológico de refracción, esta conexión cósmica conocida por los incas convirtieron a K’uychi en una divinidad.
El K’uychi emerge de los “pukyus” (fuentes de agua) y se relaciona con la época lluviosa (Noviembre a Abril). En la cosmología inca esta asociado con la serpiente, en especial con Amaru, el mítico y gigantesco ofidio bicéfalo. Se dice que sus dos cabezas están sumergidas en los “pukyus” y su cuerpo arqueado se torna colorido dominando el horizonte y ocupando grandes espacios del cielo.
Fuentes: